Edición del Sábado 24 de enero de 2009

Edición completa del día

La historia de los Bajos - Edición Impresa - Campolitoral

Segunda parte

La historia de los Bajos

Esta región necesita un plan estratégico para gestionar los recursos hídricos. Sin esta herramienta, la gente, los animales y los cultivos padecen con los contrastes entre los ciclos de sequía e inundación.

CAMPO_P6.JPG

La clave. El mejoramiento agrofísico de los Bajos Submeridionales está íntimamente ligado a la hidromorfología del suelo.

Foto: Archivo/Federico Aguer

Eloy Rodríguez

Corresponsalía Tostado

Los bajos aparecen como una depresión limitada por el Domo Oriental y el Domo Occidental y al norte, provincia de Chaco, el límite es el llamado Dorsal agrícola de Charata.

Al oeste de este dorsal existe una importante depresión comprendida entre Gancedo y La Paloma hasta Chorotis. Esta, los domos y el Dorsal, conjuntamente con el Río Salado, constituyen los aportes de los bajos. Destacándose que el norte santafesino es el desagüe natural (obligado) del sistema, tanto por el Río Salado como por el Paraná.

Hidrografía superficial

Los bajos submeridionales reciben las precipitaciones más los aportes provenientes de sus zonas aledañas, de la cual los más significativos derivan de la Provincia del Chaco, en su parte sur, a través de las Cañadas de las Víboras y Rica y los esteros El Sábalo y Cocherek.

Este último puede desaguar tanto hacia el río Paraná por medio de los arroyos Amores, Las Garzas y El Rey o bien hacia los bajos en la provincia de Santa Fe con aportes al sistema formado por los Arroyos Las Golondrinas, La Sarnosita, Calchaquí y el Río Salado.

Merece destacarse la cuenca del río Tapenagá, que nace al noroeste de Machagay, Chaco, y desemboca en el Paraná, al sur del paralelo 28, luego de unirse con el Saladillo. Su cuenca representa un triángulo cuyos vértices son Tres Isletas y Sáenz Peña y su desembocadura en el río Paraná. El norte de la cuenca es netamente agrícola y en su parte baja es ganadera.

Aguas subterráneas

Existen dos tipos: las freáticas o libres y las confinadas, más profundas. Las primeras, íntimamente relacionadas con las inundaciones periódicas, se encuentran entre 3 a 20 metros, de acuerdo al régimen pluvial, y son de poco rendimiento y calidad.

Esto es a consecuencia de la escasa o nula permeabilidad por la presión de los terrenos suprayacentes más la poca o nula pendiente. No son aguas aptas para distintos usos por su alto contenido salino.

Las excavaciones practicadas en cauces de “ríos muertos” tienen, generalmente, agua de buena calidad y rendimiento, por existir una mejor recarga de los acuíferos.

Localmente hay posibilidad de encontrar lentes de agua dulce suspendidos en las saladas, que pueden ser explotados para fines ganaderos o para abastecimiento de pequeñas poblaciones, siempre que se haga un manejo adecuado del recurso subterráneo y superficial y se mejoren las condiciones de infiltración. Represas estratégicamente ubicadas pueden permitir la recarga por gravedad o inducción.

El dilema del agua

Pueden mencionarse dos causas: las naturales, originadas por los ciclos de sequía e inundaciones y de la muy desigual distribución de las precipitaciones a lo largo del año y las creadas por el hombre, que agravan el problema: obstrucción de cauces, realización de obras viales y férreas, construcción de desagües parciales e incompletos y el inadecuado manejo del Recurso Agua por parte de los productores.

El escurrimiento se realiza en forma tan anárquica que importantes superficies quedan transformadas en lagunas por cuatro o cinco meses. Así los campos pierden cosechas, pasturas y forestación, como consecuencia del lavado de suelos cargados de sales y el descenso de las napas freáticas.

Toda la economía y desarrollo de la zona dependen de una acción continua y coordinada en busca de lograr una adecuada regulación de las aguas superficiales y subterráneas, de modo de controlar el nivel freático, prevenir los perjuicios ocasionados por los excesos de agua mediante desagües, permitir el almacenamiento de aguas superficiales para las épocas de sequías y determinar que tipo de explotación es adecuada para la zona.

El mejoramiento agrofísico de los Bajos Submeridionales está íntimamente ligado a la hidromorfología del suelo. Por lo tanto si sólo se planean y se ejecutan obras de drenaje se modifica, violentamente, el equilibro agua, suelo, planta y clima, condenando la zona a la aridez.

El estudio, en el Convenio intergubernamental, fijaba un plazo de ejecución de 12 meses, a partir de agosto de 1974

Tenía presupuesto: 30% aportaba el C.F.I.; 30% el I.N.C.Y.T.H. y el 40% entre las provincias (Santa Fe un 54,92%; Chaco un 32,89% y Santiago del Estero 12,19%).

Ya pasaron 35 años.

///

el dato

¿Humedal?

Los Bajos Submeridionales son uno de los humedales más importantes de la Argentina, a pesar de que en este momento tienen muy poca agua. Su extensión es de 3,3 millones de hectáreas y ocupan más del 20% de la provincia de Santa Fe (y también ingresan en Santiago del Estero y Chaco). Su principal característica es que casi no tienen árboles y están cubiertos de espartillos. La principal actividad económica es la ganadería.

 
 

El desarrollo de la zona depende de una acción continua y coordinada para lograr una adecuada regulación de las aguas superficiales y subterráneas.

 


Imprimir:
Imprimir
Necrológicas Anteriores