Edición del Viernes 16 de enero de 2009

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EDITORIAL

Palabra devaluada

¿Impunidad?, ¿desparpajo?, ¿irresponsabilidad?, ¿fría estrategia política? No queda del todo claro cuál o cuáles son las razones que llevan al gobierno nacional a atentar permanentemente contra su propia credibilidad, realizando anuncios en los que ya nadie confía.

Según los índices oficiales, la inflación acumulada durante 2008 fue sólo del 7,2%. Este guarismo representa un tercio de los cálculos realizados por organismos privados y se convierte en una burla para los consumidores que padecieron el flagelo del constante incremento de precios.

El profundo desgaste de la presidenta Cristina Fernández durante su primer año de gestión no fue casual. La falta de credibilidad en sus palabras constituyó seguramente una de las razones que produjeron este fenómeno, cimentado por andanadas de anuncios incumplidos y estadísticas falaces que lindan con lo inescrupuloso.

De hecho, uno de tantos anuncios incumplidos derivó en el hecho de que la mañana del pasado miércoles se iniciara con una manifestación de tamberos frente a la planta de la empresa SanCor en la ciudad de Sunchales. El reclamo fue categórico: a fines de 2008 el gobierno planteó un acuerdo con las industrias del sector para que éstas pagaran 1 peso por cada litro de leche entregado por los productores. Sin embargo, la realidad indica que en muchos casos apenas si están cobrando alrededor de 60 centavos.

Desde las empresas se aduce que resulta imposible pagar 1 peso por cada litro de leche y aseguran haber firmado aquel acuerdo con el gobierno presionados por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, acostumbrado a utilizar casi cualquier recurso para que los números de la economía coincidan con los deseos presidenciales.

A tal nivel llegó el descrédito de la palabra oficial en la Argentina, que las sospechas se instalaron también sobre la información vinculada con la salud de la presidenta.

Según el gobierno, una lipotimia provocada por un cuadro de “deshidratación leve” obligó a Cristina Fernández a permanecer en reposo durante cinco días. Pero algunos profesionales de la medicina se mostraron sorprendidos por el hecho de que un cuadro aparentemente sencillo demandara tanto tiempo de recuperación. Otro dato a destacar es que, el día de la descompensación, la mandataria permaneció en la residencia de Olivos, donde se supone que la temperatura se mantiene a niveles saludables. Además, resulta al menos llamativo que se haya confirmado el viaje de la presidenta a Cuba, una isla tropical, con altas temperaturas y humedad.

Cuando un gobernante pierde su credibilidad ante los gobernados, pone en riesgo su capacidad para gobernar. Y el problema no es sólo para quien intenta conducir al país, sino sobre todo para quienes necesitan se conducidos por dirigentes confiables.

La palabra se devalúa fácilmente. Lo difícil, es recuperar la confianza perdida.



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