Aeropuertos tomados
Se acentúa el clima de tensión en Tailandia
AFP
Distintos ataques que hoy hirieron a 51 manifestantes antigubernamentales en Bangkok acentuaron la tensión reinante en la capital tailandesa, donde la policía trataba de poner fin a la ocupación de sus dos aeropuertos, los partidarios del gobierno salían a las calles y los gobiernos extranjeros enviaban aviones para repatriar a sus ciudadanos.
Los gobiernos extranjeros se apresuraban a evacuar a unos 100.000 turistas bloqueados en el país por el cierre del aeropuerto internacional. El gobierno español afirmó que hoy enviará tres aviones para repatriar a unas 300 personas.
Esta madrugada, dos transeúntes resultaron heridos por un artefacto explosivo que estalló en el exterior del aeropuerto de Don Mueang, utilizado para vuelos domésticos y ocupado desde el jueves por los monárquicos de la Alianza del Pueblo por la Democracia (PAD), que exigen la dimisión del primer ministro, Somchai Wongsawat, por “corrupto”.
Poco antes, 49 personas resultaron heridas en un ataque con granadas en la sede del gobierno, también ocupado desde el 26 de agosto por los opositores. “Pase lo que pase, lucharemos, no nos retiraremos”, aseguró el general de reserva Chamlong Srimuang, cofundador de la PAD.
En respuesta a los opositores, miles de simpatizantes del gobierno, vestidos de rojo, se manifestaban este domingo en Bangkok para denunciar “el golpe de Estado disfrazado” fomentado según ellos por la PAD, comprobó un fotógrafo de la AFP.
La manifestación se llevaba a cabo cerca de la sede del gobierno, ocupada por los opositores, que visten de amarillo, el color de la monarquía. Mientras, la policía tailandesa ordenó de nuevo este domingo a los manifestantes que desalojen el aeropuerto de Don Mueang.
“Quienes están congregados en Don Mueang tienen que partir inmediatamente. Los infractores se exponen a una pena de dos años de prisión y a una multa de hasta 40.000 baht (1.140 dólares)”, advirtió en un comunicado la policía.
Órdenes ignoradas
Varias órdenes similares fueron ignoradas hasta ahora por los manifestantes, que insisten en que la condición para abandonar su protesta es la dimisión del primer ministro. El jefe del ejército, el general Anupong Paojinda, hizo saber que se opone al uso de la fuerza.
Por su lado, el primer ministro, que se encuentra bloqueado desde el miércoles en la ciudad norteña de Chiang Mai, a 700 km de Bangkok, se niega a convocar elecciones, como le pidió el jefe del ejército, e insiste en que fue elegido democráticamente.
“Lo que los camisas amarillas dicen (al ejército) es: “Dad un golpe de Estado y nosotros nos vamos (de los sitios ocupados). Lo que no queremos es el gobierno actual’”, explica Robert Broadfoot, del gabinete de consultantes Political and Economic Risk Consultancy.