Los retos de la Iglesia para el nuevo milenio
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La nueva evangelización del mundo, el ecumenismo con la mirada puesta en la unidad, la profundización del diálogo interreligioso, la defensa de la familia, la vida y el medio ambiente y el control de la biotecnología carente de ética son los retos que tienen los cristianos del tercer milenio.
Así lo ha manifestado Juan Pablo II en la Carta Apostólica "Novo Millennio Ineunte" (El nuevo milenio que se abre), escrita con motivo de la conclusión del Año Santo y firmada hoy por el Pontífice tras cerrar la Puerta Santa de la basílica de San Pedro del Vaticano, que puso fin al Jubileo de 2000.
La carta, de 80 páginas, interpreta la exigencia de una Iglesia que tras el año jubilar -que ha durado 379 días- se siente llamada a "ir mar adentro (para pescar)", afrontando los desafíos del mundo del tercer milenio.
Según el Papa, la "nueva evangelización", tantas veces evocada, es ahora, en la época de la globalización y cuando están cambiando las culturas de tantos pueblos, más urgente que nunca.
Ese nuevo impulso evangélico debe respetar a las personas y los valores peculiares de cada pueblo y estará dirigido a los adultos, a las familias, los jóvenes y los niños, "sin esconder nunca las exigencias radicales del mensaje de Cristo".
La unidad
Entre los compromisos "irrenunciables" citó el ecumenismo, para poder llegar por fin a la ansiada unidad.
Aseguró que "mira" con gran esperanza a las Iglesias de Oriente (ortodoxos), "deseando que se recupere ese intercambio de dones que enriqueció a la Iglesia del primer milenio" (antes del cisma), respetando las diferencias.
También abogó por "cultivar con igual esmero" el diálogo con la iglesia anglicana y las surgidas con la reforma de Lutero.
Sobre el diálogo interreligioso precisó que debe continuar, subrayando que es necesario para alcanzar una firme base de paz y alejar así el espectro de las guerras de religiones como las que ensangrentaron los pasados siglos.
No obstante, precisó que ese diálogo no debe basarse en la indiferencia religiosa y que los cristianos tienen que seguir anunciando, sin miedo, el Evangelio, "que se propone con el mayor respeto a la libertad de cada uno".
"Los cristianos no debemos temer que pueda constituir una ofensa a la identidad del otro lo que en cambio es el anuncio gozoso de un don para todos y que se propone a todos con el mayor respeto a la libertad de cada uno", escribió.
Entre los retos a los que se enfrentan los cristianos, el Papa citó también a la lucha contra el desequilibrio ecológico, "que hace inhabitable y enemigas del hombre vastas áreas del planeta"; la defensa de la familia, de la vida y de la dignidad del hombre.
También se refirió a la biotecnología, oponiéndose a la experimentación científica que no tenga en cuenta los principios éticos, y condenó la pobreza, subrayando que no es posible que haya todavía personas que mueren de hambre, y el analfabetismo.
En el documento, el Papa recordó los momentos más importantes del Año Santo, desde la apertura ecuménica de la puerta santa de la basílica de San Pablo Extramuros -que abrió junto al metropolitano ortodoxo Athanasios y el arzobispo de Canterbury y presidente de la Comunión Anglicana, George Carey- a la Jornada del Perdón, cuando mirando fijamente a un crucifijo pidió públicamente perdón por las culpas de la Iglesia a lo largo de su historia. (EFE).