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Edición impresa del 06/01/2001 | Campolitoral

Región: REG-06
Región

Para brillar con luz propia

La ópera prima de Omar Nasich lleva el nombre de "Estrellas de Arcilla" y se constituye en un homenaje a aquéllos que construyen el mundo en silencio, según las palabras del autor. "...de arcilla, que tienen su propia luz, textura y color".


Omar Nasich, oriundo de Villa Ana pero criado en Avellaneda, es autor de "Estrellas de arcilla", su primer libro, publicado y presentado con motivo de cumplirse recientemente los diez años del Centro de Escritores de Avellaneda.

En diálogo con La Región, admitió su amor por la pintura y en especial por el canto. "Fui buen dibujante -recordó acerca de su formación- desde los cuatro años de edad. Sólo llegué a sexto grado pero tengo una gran base educativa, casi victoriana, fuerte, de colegio parroquial. Mis maestros fueron doctores en teología, filosofía y ese nivel de docentes me tocó".

-¿Te considerás un buen escritor?

-No sé si lo soy. Tenía la necesidad imperiosa de presentar este libro descarnadamente, porque en ello hay una confesión de mi vida.

-¿Por qué "Estrellas de arcilla"?

-Porque es una experiencia fuerte de mi vida. Yo tenía 24 ó 25 años y veía pasar a otro muchacho de mi edad que iba a una fábrica local en silencio. Pasaron los años, me fui a Buenos Aires y cuando volví lo ví ya más gordito, con su familia formada y nunca me preocupó saber quién era. Como a todos nos pasa, son personas anónimas que van y vienen, docentes, médicos, enfermeras del hospital que cumplen un rol muy importante pero nadie los conoce. Un día me dijeron murió fulano, cuando pregunté de quién se trataba, me lo describieron, con su bicicleta y entendí quién era esa persona, quien como tantos, vivió en el anonimato, construyendo, viviendo, siendo entre otros, las verdaderas lámparas que iluminan nuestro sendero. Algunos famosos, para bien o para mal, son estrellas rutilantes y tienen sus reconocimientos; me pareció que estos anónimos se merecían un homenaje y en la escala de estrellas de oro, de plata, de marfil, le cabía el de arcilla que tienen su propia luz, textura y calor.

-¿Cuánto tiempo te llevó escribirlo?

-En 1996 comencé a escribir todo lo que sentía y si bien la crítica dice que es un libro triste, no me preocupa esta apreciación porque tuve una infancia muy feliz y una hermosa adolescencia pero, sin entenderlo aún en mi subconsciente, la nostalgia comenzó a tejer un velo gris que instaló sobre mi corazón esa melancolía, entonces a veces es como los poemas de Bécquer que le canta a la mujer imposible que quizás ni existió para él, en su vida. Yo no voy a explotar mi tristeza, no sé si la tengo pero hice un Omar Nasich ficticio, algunos se preguntan "no sos éste", pero quizás porque no me conocen haciendo chistes, siendo dicharachero en el fondo de mi corazón.

A flor de piel


-¿Cómo te definís?

-No me siento solo, tengo en la vida los estadios de ocio que puede llevar a que uno piense que es triste, no sé si soy inteligente, sí que traté de llenar mis espacios. Gracias a Dios estoy acá, tengo mucho trabajo en la biblioteca, el museo, en el coro polifónico que es el amor de mi vida, en el centro de artista plásticos, de escritores... No tengo tiempo y por ahí, no me doy cuenta de que los años se me van. Podría añorar la falta de hijos, hice un poema sobre ellos. Pero tengo diez sobrinos que son el amor de mi vida. No soy una persona triste, sí con cierta excesiva sensibilidad, sin haberme desprendido de cosas tristes de mi familia, magnificadas por esa sensibilidad. Siento las cosas a flor de piel.

-¿Qué significado tiene para vos este libro?

-Es el hijo que no tuve, lo amo, sé que tiene defectos, pero me marca una luz roja, puedo ser mejor narrador que poeta pero quería navegar en estas aguas e incluso puede haber un segundo.

-¿Abandonaste la pintura para escribir?

-No abandoné la pintura por el libro, ella me llevó a escribir, allí encuentro muchas veces una inspiración para mis poemas. Mis obras poéticas desnudan mi arte plástico. Pintar con palabras.

-¿Cómo recibe la comunidad de Avellaneda estas expresiones de arte?

-Me considero un mimado de esta sociedad, me acompañan. Me permitieron en la presentación del libro leer el poema de mi madre y cuando quise acordarme, ella estaba junto a mí hablándome en público, diciéndome que era su sostén, que me quería y se largó a llorar. Fue algo hermoso.

-¿Quiénes fueron tus maestros?

-Fue muy fuerte el aporte del centro de escritores, tuve maestros como Joaquín Bonaldo que me señalaron un camino en esto: de la lectura y escritura, Juan Carlos Gruski y Víctor Braidot.

-¿Se puede vivir del arte?

-Económicamente, hoy no. El arte es vida, la vida interior que necesitamos pero no sirve para comer o mantener una casa. Somos espíritu y materia, con estas cosas se colma la primera pero la segunda no.

Semblanzas del autor


Omar Nasich, nacido en Villa Ana en junio de 1945, es descendiente de una de las familias fundadoras de Avellaneda. Cursó sus estudios primarios en los colegios Ntra. Sra. de Lourdes y Ntra. Sra. de la Merced, de Avellaneda. Actualmente integra la dirección municipal de cultura y se desempeña como encargado del Museo Histórico Sacro de Avellaneda.

El coro Polifónico Municipal lo tiene como a uno de sus integrantes fundadores como así también el Centro de Artistas plásticos y de escritores.

Escribe e ilustra sus poemas por los que obtuvo premios y menciones. Publicó sus obras literarias en periódicos locales, de la región y de la provincia. Fue seleccionado para integrar antologías poéticas de escritores del interior en varias agrupaciones de Buenos Aires. En 1989 su poema "Mi canto y el mar" fue escogido por el director de la Ópera de Cámara de Madrid para ser musicalizado.

Todo ello fue motivo para que la Municipalidad de Avellaneda en el año 1990 lo designara abanderado de la ciudad.

En 1992, obtuvo el segundo premio por su poesía "América" del Certamen organizado por la Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe y participó en la antología poética "En vuelo" y las plaquetas literarias "Savia del alma", "Latidos" y "Juntos soñando" del Centro de Escritores de Avellaneda.

Tuvo a su cargo la investigación documental junto al profesor Víctor Braidot en la redacción del libro "25 años del Coro Polifónico Municipal de Avellaneda".

Silencio de Rosa


"Es este el poema dedicado a mi madre, el que más amo", dijo Nasich.

Rosa que se yergue

cargada de tiempo.

Dulzura y silencio

singular conjunción.

Tristeza y sonrisas

en canción de pétalos

y tibieza de plumón.

Silencio de amor

en el templo corazón

y lágrima de sal.

Labor cotidiana

de tallo y retoños

de hojas, de espinas

y aroma de sol.

Rosa no vencida

de temple valiente

y suave reproche.

La misión cumplida

redime tus noches

en hebras de plata

y familia reunida.





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