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GUILLERMO FRANCELLA Y EL CINE

El actor que no se encasilló

De secundario en películas cómicas en los 80, el actor ganó en la última década un renombre internacional gracias a una serie de papeles que fueron estratégicos para su carrera. El estreno de su nueva película, que protagoniza junto a Luis Brandoni, con dirección de Gastón Duprat lo pone de nuevo en la cresta de la ola.

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El actor Guillermo Francella como Pablo Sandoval en una escena de “El secreto de sus ojos” (2009).

Foto: 100 Bares / Tornasol Films / Haddock Films / Telefe / RTVE / Canal+ España

 

Juan Ignacio Novak

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Entre los riesgos que corren los actores está el de quedar atado a un personaje. Esto les pasó a Mark Hamill con Luke Skywalker (“Star Wars”) y a Michael J. Fox con Marty McFly (“Volver al futuro”). Algo similar a lo que le ocurrió, para dar un ejemplo vernáculo, a Federico Luppi entre los 80 y los 90: hizo varias veces el mismo papel, de hombre honesto y apegado a sus convicciones, capaz de morir con “las botas puestas”.

Guillermo Francella, quien estrenó hace pocos días su nuevo film “Mi obra maestra”, bajo la dirección de Gastón Duprat y con Luis Brandoni como compañero de elenco, pudo haber ido en esa dirección. Es que desde fines de los 80, intervino en películas como “Bañeros II, la playa loca” y en la saga “Los extermineitors”, donde repitió una y otra vez la misma fórmula, que también logró traducir en varios éxitos televisivos. Esquema que, con variaciones, le permitió protagonizar algunos productos de escasa calidad pero rendidores en taquilla, como “Un argentino en New York” (1998), “Papá es un ídolo” (2000), “Un día en el paraíso” (2003) y “Papá se volvió loco” (2005). Más ambiciosa resultó “Incorregibles” (2007), pero la cosa se limitó a una buena química con “Dady” Brieva.

Conversión

La bisagra en la carrera cinematográfica de Francella se produjo en 2009 cuando aceptó un papel en “El secreto de su ojos” de Juan José Campanella. La interpretación de Pablo Sandoval, empleado de un Juzgado de Instrucción que investiga un asesinato, le otorgó reconocimiento unánime. En especial porque, sin obviar algunos pases de comedia, fue capaz de componer un personaje de gran hondura dramática. La película ganó el Oscar y Guillermo estuvo ahí, junto a Campanella, recibiendo la estatuilla de manos de Quentin Tarantino y Pedro Almodóvar.

En la costumbrista “Los Marziano” (2011) formó un elenco destacado junto a Mercedes Morán, Rita Cortese y Arturo Puig. “¡Atraco!” (2012) fue otro paso sólido, una producción ambientada en la Buenos Aires post Revolución Libertadora, que narra el asalto a una joyería. Aunque “El misterio de la felicidad” (2013) no resultó uno de los mejores pasajes de Daniel Burman, dejó en claro la capacidad del actor de convocar al público solamente con su nombre. Algo que quedó confirmado en “Corazón de León” (2013) de Marcos Carnevale donde encarna a León Godoy, un arquitecto enano envuelto en un romance que lo obliga a confrontar con los prejuicios de su amada.

Diversidad

“Me gusta verme y no reconocerme”, dijo recientemente Francella en una entrevista concedida a Perfil. Ese mismo principio rector es el que debe haber seguido cuando, con milimétrica puntería, aceptó el papel de Arquímides Puccio en “El clan” (2015) escrita y dirigida por Pablo Trapero. En “Los que aman, odian” (2017) se embarcó en un largometraje basado en una novela de Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo y en “Animal” (2018) de Armando Bo II, realizó su papel más jugado hasta la fecha, un hombre de familia a quien una situación límite obliga a actuar guiado por sus instintos. En “Mi obra maestra”, encarna a Arturo un galerista que trata de rescatar la carrera artística de su amigo Renzo (Luis Brandoni) un pintor en decadencia. La búsqueda de Francella de papeles nuevos y desafiantes sigue completamente vigente.



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