Eduardo Domínguez y la bronca generalizada...
“Nosotros dejamos crecer a Banfield”
Las indicaciones de Eduardo Domínguez, que vio con tranquilidad el primer tiempo pero que se inquietó ante la falta de respuesta del equipo en el segundo. Foto: Matías Nápoli
Enrique Cruz (h)
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Se percibía en el ambiente la frustración por el resultado. En realidad, antes del partido muchos hubiesen visto con buenos ojos el empate en esta cancha difícil y frente a un rival complicado. Pero después está el desarrollo del partido. Y luego de un primer tiempo en el que Colón fue más y jugó bien, queda el remordimiento de no haber podido aprovechar esa situación para mantener un mínimo nivel convincente de juego y ganar los tres puntos.
Quizás haya sido Fritzler el más contundente de todos, pero la mayoría giró sobre el mismo concepto. El volante central dijo: “Si queremos ser protagonistas, no podemos tener un segundo tiempo como el que jugamos”. Y también Eduardo Domínguez dijo lo suyo.
—¿Cuál es la sensación que les queda?
—De mucha bronca y amargura. La realidad es que perdimos dos puntos y por eso vi mucha bronca en el vestuario. Hicimos un buen partido en líneas generales y estábamos justificando plenamente la victoria hasta el penal.
—¿Qué pasó en el segundo tiempo?
—Empezamos a perder pelotas fáciles y teníamos enfrente a uno de esos equipos que son capaces de levantarse en cualquier momento. Dejamos crecer a Banfield y por eso nos empujaron. Adolecimos de dinámica en el segundo tiempo, o por lo menos de repetir ese ritmo que supimos imponer en el primer tiempo, y se generó esa jugada del penal que me dejó dudas.
—¿Por qué las dudas?
—Porque el árbitro no cobra cuando Conti comete la falta sobre Bertolo, sino que deja seguir y ellos marran el gol. Para mí, en el momento en que dejó seguir aplicó la ley de ventaja. Es una jugada que da que pensar. Hay grises en los cuáles no se terminan de poner de acuerdo.
—Ocurre que no hay ventaja para una pena máxima si luego se erra el gol...
—Lo que digo es que hay matices y grises que tiene el reglamento y en el que no hay acuerdo entre los árbitros.
—¿Qué rescatás del primer tiempo?
—Me gustó mucho lo que hizo el equipo en esa parte inicial. Planificamos el partido y los jugadores lo ejecutaron de gran forma. El problema del segundo tiempo es que debemos aprender a manejar los partidos. No es lo mismo ir ganando de local que hacerlo de visitante. Y en este aspecto, es donde debemos trabajar y aprender a hacer lo que se debe hacer para ganar los partidos.
—Entonces, ¿te vas con bronca?
—Sí, me voy con bronca. Vimos que teníamos todas las chances de ganar, lo hicimos bien en un tiempo y mal en el otro. Sólo hubo una jugada individual que le permitió a Banfield llegar al empate. Ojo que fue una gran jugada, sólo es discutible, desde mi óptica, la decisión del árbitro de retrotraer la jugada cuando un compañero de Bertolo quedó mano a mano y en posición franca para marcar.
Otra óptica
No fue el mismo pensamiento el que tuvo Julio César Falcioni, quien después del partido dijo que “fue un partido cerrado porque ninguno de los dos tuvo oportunidades claras de gol en un principio. Terminamos el primer tiempo en desventaja sin ser merecedores de ello”.
En la primera etapa, tuvo que ser sustituido Darío Cvitanich debido a una dolencia. Ante esta situación, Falcioni afirmó que “no fue ni es fácil reemplazar a nuestro líder, capitán y goleador, lo sentimos mucho, pero Michael López entró bien y forzó permanentemente a la defensa rival”, en referencia al juvenil surgido de la cantera del club.
Evidentemente, Falcioni no coincidió con la opinión del técnico y los jugadores de Colón —tampoco la de este periodista—, pues sólo se basó en la cantidad de situaciones de gol para definir merecimientos. Igualmente, en el primer tiempo, Colón tuvo dos o tres oportunidades, al margen del tanto de Vera, como para aprovechar alguna de ellas y aumentar la diferencia.
La montaña humana sobre Diego Vera, el autor del gol, mientras los jugadores de Banfield esbozan una injustificada protesta. Estaban todos habilitados. Foto: Matías Nápoli
“Me pasó debajo del cuerpo”
Alexander Domínguez no sólo tenía la bronca por el empate sino también por el penal. “Me tiré bien y la pelota me pasó por abajo, pensé que podía llegar a desviarla”, dijo el longilíneo arquero rojinegro, que descolgó todas las pelotas aéreas con seguridad.
Sobre el partido, dijo que “mi tranquilidad es que nos damos cuenta de que le podemos jugar de igual a igual a cualquiera. La bronca es que se planifica un partido para ganar, lo estamos consiguiendo y todo se complica por un mínimo error”.
Respecto de la jugada del penal, dijo que “no alcancé a ver porque le estaba gritando a Toledo que no le ganaran las espaldas. En ese momento vino la jugada personal de Bertolo y la falta de Germán (por Conti). En un momento pensé que había cobrado offside. Con la actitud y la concentración que jugamos en el primer tiempo, era para ganar”.
Leonardo Heredia se lleva la pelota rodeado de rivales. Encaró y se animó en algunas jugadas y tuvo una posibilidad, pero la pelota rebotó en un compañero cuando iba hacia el arco. Foto: Matías Nápoli
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Amarillas
Son las que acumula Guillermo Ortiz, que está colgado y si vuelve a recibir una amonestación deberá purgar una fecha de suspensión. El próximo rival sabalero será San Martín de San Juan, el sábado de la semana que viene a las 14.05 en el Brigadier López.
Hubo varios dirigentes
Buen acompañamiento dirigencial tuvo Colón en el sur del Gran Buenos Aires. Al vicepresidente Horacio Darrás, que viajó con parte de la delegación en el micro que sufrió la rotura de uno de sus vidrios en Rosario, en el viaje de ida, se sumaron José Néstor Vignatti, José Alonso, Francisco Rivero (o sea casi la totalidad de la cúpula) y Roberto Aduriz, ex dirigente y permanente colaborador de la institución.
El presidente Vignatti siguió atentamente el partido desde un palco ubicado en las viejas torres de la cancha de Banfield, que están en la cabecera donde eventualmente van las hinchadas visitantes y que hoy permanece despoblada.
La ausencia más notoria fue la del vicepresidente Patricio Fleming, permanente habitué en los partidos de visitante de Colón. Problemas de salud complicaron el viaje de Fleming a Buenos Aires.