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llegan cartas

Réquiem a Marcelo Pablo Grimi

MARÍA ALEJANDRA ALASIO

alejandraalasio @yahoo.com.ar

Transcurrido un mes de tu partida, siento la necesidad de hacerte un pequeño homenaje. Fuiste mi primo especial, mi hermano, mi amigo. Nos respetábamos nuestros silencios, siendo cómplices en el anonimato.

Recuerdo, por ejemplo, cuando mi casa se inundó y se llenó de barro. Entonces llegaste con tu pequeña moto, tomaste un escurridor y te pusiste a trabajar, tratando así también de borrar el miedo, la impotencia y el desconsuelo de mi rostro y corazón.

Cómo olvidar que fuiste el mejor de los padrinos que un hijo puede tener, siempre presente en las buenas y en las malas. Pero lo más importante es la lección de vida que dejaste a todo aquel que te conoció. Diez años luchaste contra una enfermedad muy cruel. Siempre yendo al frente, sincero y directo, soportando tus dolencias como un guerrero.

Pero la suerte terminó y hace un año esa enfermedad volvió con la fuerza de un huracán. Decidiste pelear hasta el final, con mucha fe. Tuviste el privilegio de que el padre Axel te acompañara y te brindara la paz que necesitabas.

Arquitecto exquisito, de bajo perfil, que prefirió el anonimato a las marquesinas. Tus padres estuvieron muy orgullosos de su único hijo, quien, con muchísimo sacrificio, les regaló la satisfacción de recibir el título.

Amigo bueno, sincero, de pocas palabras pero de corazón generoso y real sabiduría.

Extraño nuestras charlas, de pintura, de música, de plantas y paisajes...

Tus amigos extrañarán tus aventuras en moto, luchando contra el viento, la lluvia y el sol.

Dejaste una esposa, una hija y a tu madre, quienes no dejan de recordarte a cada segundo, porque sembraste mucho amor.

Podíamos conectarnos a través de una flor, de un color, de esa magia que tiene la complicidad. Nuestros esporádicos encuentros para tomar una copa de vino y hablar sólo de la vida.

Gracias Marce por todo el amor que me diste. Gracias por permitirme acompañarte hasta el final. Seguramente merecías un destino mejor y un reconocimiento mayor por tus trabajos, pero todo lo que proyectaste jamás morirá.

Sé que estás feliz, en un mundo mejor, en donde seres como vos tienen un lugar lleno de luz y paz.

Gracias Marce. Siempre te echaré de menos.



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