Un ejemplo del que debe aprender Argentina
La Revolución Tite sacude a Brasil
Del sótano del 1-7 en su propio suelo ante Alemania en el Mundial pasado, pasando por la muy pobre versión de Dunga, a la actual racha de 8 victorias seguidas, con un juego demoledor y el primer pasaje del planeta a la cita de Rusia 2018, hay una única explicación y se llama Tite.
Ovación. Tras la goleada a Paraguay y la anticipada clasificación al Mundial, todo el estadio Arena Corinthians mostró su agradecimiento al DT por el juego de la selección brasileña.
Foto: DPA
Redacción de El Litoral
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Télam
Desde Brasil, Tite llevó su revolución a Rusia 2018, convirtiendo a la selección, con la mejor versión de Neymar como bandera, en la primera en acceder al Mundial del próximo año: dejó atrás el sótano moral causado por el 1-7 ante Alemania, en la semifinal del torneo ecuménico de 2014 en el estadio Mineirao de Belo Horizonte, e hizo olvidar a quienes sostenían que apenas el español Josep Guardiola podría salvar al fútbol del cinco veces campeón.
El entrenador que reemplazó al castigado Dunga, obtuvo ocho victorias en ocho partidos de eliminatorias y conquistó el corazón de los brasileños rápidamente, luego de haber logrado en 2012 algo que era imposible para Corinthians: la Copa Libertadores (contra Boca Juniors) y el Mundial de Clubes (contra Chelsea, de Inglaterra). Para los brasileños, es un volver a vivir, con 23 goles en ocho victorias seguidas y apenas dos tantos sufridos, con goleadas a Uruguay en Montevideo y a Argentina en Belo Horizonte.
“La selección vive una pasión con el hincha y con el buen fútbol. Pero las pasiones se terminan, sin dejar legados o se transforman en amores eternos, amistades, recuerdos que nunca serán olvidados”, escribió el columnista más admirado de Brasil, Tostao, campeón mundial en México 1970. “Nadie discute el rol del técnico en el básquet o el vóleibol, pero sí en el fútbol. No niego el papel revolucionario de Guardiola o Rinus Michels, pero es un hecho que Tite, con su estilo calmo y apariencia modesta, cambió a la selección del vinagre hacia al vino”, dijo por su parte Juca Kfouri, respetado columnista de Folha de Sao Paulo y radio CBN.
“Tite es un admirador de la selección de Telé Santana de 1982. Si bien no comparo jugadores, el movimiento es el mismo”, comparó el ex futbolista Claudio Casagrande, un dirigido por Telé en el Mundial 1986 que es el principal comentarista de la transmisión central de la TV Globo. Para Casagrande, Tite está al nivel del portugués José Mourinho, el italiano Carlo Ancelotti o el propio Pep: “Para mí Tite es nuestro Guardiola, por la forma de juego que defiende y por la forma como hace jugar a la selección brasileña. con variaciones, respetando la técnica individual, las triangulaciones y sacando lo mejor de cada jugador”.
Mourinho, Ancelotti y el propio Pep fueron entrevistados por Tite durante su preparación para el cargo de DT de la selección brasileña, un puesto para el cual, dice, se preparó toda la vida.
Como no ocurría desde hace más de una década, un entrenador fue ovacionado en el estadio Arena Corinthians tras el 3-0 a Paraguay, del martes pasado. “Olé, olé olé, Tite Tite” (se pronuncia Tchitche) fue el canto de las 44 mil personas en el estadio que fue apertura del Mundial 2014, en el barrio de Itaquera, corazón del pueblo más pobre de la ciudad e hincha de Corinthians en su mayoría.
El fútbol en Brasil tiene un pulso independiente, como cada país: la cosecha de entrenadores fue muy débil en los últimos años, a tal punto que tuvieron que volver a buscar a Dunga post Mundial 2014 tras haber dirigido a la selección en Sudáfrica 2010, innovar sin suerte con Mano Menezes y recurrir a “Felipao” para revivir la gloria de 2002.
En Argentina, un proceso admirado por los brasileños, la cosecha de entrenadores jóvenes es destacada: Marcelo Gallardo multicampeón con River Plate, Diego Simeone en Atlético Madrid, más los casos de Mauricio Pochettino y Jorge Sampaoli, además de que argentinos dirigen a Chile (Pizzi) , Perú (Gareca) y Colombia (Pekerman).
En Brasil, desde el colapso del 1-7 ante Alemania en la semifinal de 2014, Tite era considerado por todos menos por la dirigencia, que terminó implosionando con el FIFA Gate, al punto que el ex presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, José María Marín, ex gobernador paulista de la dictadura, está preso en Nueva York por corrupción. El éxito de Brasil se enmarca en una crisis de amplio espectro en la dirigencia: el sucesor de Marín, Marco Polo del Nero, titular de la CBF, no sale del país por temor a ser detenido por Interpol. En este marco tan familiar de escándalos vive el fútbol de Tite, el hombre que acercó el fútbol arte a los brasileños luego del mayor dolor causado por la humillación en el Mundial 2014, que ha minimizado el llanto nacional del Maracanazo de 1950.
Adenor Bacchi es oriundo de Caxias do Sul, en Rio Grande do Sul, estado identificado con el fútbol rudo, más táctico y menos bonito que el del sudeste (Minas Gerais, San Pablo y Río de Janeiro). Su apodo, Tite, se lo puso Luiz Felipe Scolari a fines de los 70 en el club Caxias. Tite era el número 10 de ese equipo y Scolari un joven técnico cuenta Camila Mattoso, biógrafa del actual entrenador. Tras jugar en Gremio, Portuguesa de San Pablo y Guaraní de Campinas, dejó el fútbol a los 27 años.
El analista de táctica Paulo Vinicius Coelho apunta que Tite todavía no enfrentó a europeos, aunque lo hará ante Alemania en amistoso en Moscú, en marzo próximo. En medio de la ebullición de quienes dicen que Tite revive los ángeles del fútbol de Telé Santana, Coelho pone reparos a la algarabía: “Brasil depende de Neymar, Barcelona de Messi y Real Madrid de Cristiano Ronaldo. Los resultados camuflan la dependencia. Hay que saber que el Mundial sólo se gana en 2018 y no antes. Haber vencido a España en 2013 en la Copa Confederaciones no impidió el desastre del Mineirao”.
Les “lavó” la cabeza. Tite habla y los jugadores escuchan. El cambio en los resultados y el juego de la selección fue radical. Foto: EFE