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De domingo a domingo

Las actitudes del Papa: ¿populismo o lección para la presidente populista?

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El Papa respondió a las acusaciones de que está siendo usado por el kirchnerismo, que divulga fotos como la de la presidente y Andrés Larroque obsequiando al Sumo Pontífice una camiseta con el logo de La Cámpora.

Foto: Archivo El Litoral

 

Por recibir a la presidente Cristina Fernández, al Papa no le falta valor ni fortaleza: él es un manso y no un pusilánime. A través de la cita de uno de los tramos más esperanzadores del Evangelio, el padre Jorge se lo hizo saber de esa forma al periodista Alfredo Leuco, quien en una carta abierta le había transmitido a Francisco el sentimiento de estupor que parece haber embargado al antikirchnerismo más cerril ante la decisión que tomó el jefe vaticano, después de haber dicho públicamente que los políticos argentinos le habían jugado sucio.

Casi todos los que tocaron el tema de la respuesta papal se centraron en marcar los aspectos formales del episodio, desde la felicidad del destinatario por su innegable logro profesional hasta lo sorpresivo del llamado o los caminos comunicacionales usados, o en encasillar al Papa como un “populista” o en destacar la “lección de tolerancia” que éste brindó a quienes en la Argentina repelen a la prensa crítica (que no es sólo el gobierno nacional, como suele creerse), aunque fueron pocos los que decodificaron la verdadera respuesta.

En el mail que le envió a Leuco para ratificar la charla telefónica previa, Francisco dice textualmente: “La mansedumbre, esa actitud tan ligada a la paciencia, a la escucha, a la ponderación y que, a veces, en el imaginario colectivo se la confunde con pusilanimidad. Pero no es así: en realidad es la virtud de los fuertes”.

¿Acompañada por los hijos?

Precisamente, en este párrafo está la clave del por qué de la reunión tan criticada y bien puede especularse que no sólo se trata de una explicación destinada a quienes vapulearon y siguen vapuleando la figura papal por haber aceptado el cónclave, sino también a marcarle la cancha a la propia presidente: ella fue quien pidió la audiencia, quien irá al pie para despedirse y él será local y escuchará, tal la virtud de los fuertes.

Desde lo formal, se presume que la recepción será austera, probablemente uno frente al otro y dentro de los cánones diplomáticos de jefe de Estado a jefe de Estado, aunque será imposible soslayar las afinidades de origen de ambos, por lo que se espera que la presidente se haga acompañar por alguno de sus hijos o quizás por los dos, tal como hacen otros gobernantes.

En el caso de Florencia, embarazada, la posibilidad de alguna bendición adicional estará latente. Ahora, si luego de la fecha de la reunión, ella o Máximo Kirchner son candidatos, especulan con las fotos y hacen uso de la figura papal, ya no será problema de Francisco, dicen quienes conocen al dedillo su pensamiento.

También hay otros que, dentro de la Iglesia, señalan que no hay constancia de que el Papa haya pedido alguna vez “cuidar a Cristina” en términos de sostener la institucionalidad y razonan que, de haberlo hecho de verdad, ese gesto la hubiese dejado en realidad en situación más que vulnerable, ya que el pontífice habría quedado por encima de la presidente.

Siga el cepo y sin reservas

Hay otros, sin embargo, que sostienen que en esta ocasión, Francisco podría pedirle a Cristina que en los meses que faltan hasta diciembre sea ella quien cuide a la Argentina para evitarle sobresaltos extremos al próximo gobierno, situación que no parece verificarse por el momento, al menos en materia económica y social.

Es más, el gran divorcio está dado en que las medidas que se siguen tomando agrandan cada vez más el problema y le harán cada vez más la vida imposible al eventual sucesor, aunque éste sea el finalmente bendecido por la presidente.

Bajo la medida de esta preocupación es que hay que leer las declaraciones que hizo uno de los asesores de Daniel Scioli, el economista Miguel Bein, sobre cómo priorizar el uso de reservas del Banco Central. El mismo explicó que todo lo que se dice que hay en materia de divisas, si se pagan las deudas en realidad no está y por eso criticó que hoy se permita el esquema del dólar-ahorro.

A la inversa de lo que opina Mauricio Macri, va de suyo que, aunque Bein no lo haya dicho, abrir el cepo para los particulares deberá esperar.

Más allá de lo antipático del diagnóstico, el economista hizo números y sobre los 31.500 millones de dólares de reservas determinó que “las empresas tendrían retenidas utilidades por 13.000 millones, la deuda con los importadores alcanzaría a 3.500 millones, el swap con China ascendería a 6 mil millones y los pagos de deuda frenados por el juez Griesa alcanzarían a 2.800 millones”.

Nada menos que 80% de las reservas comprometido y si siguen saliendo por dólar-ahorro “al final del mandato terminarían cerca de cero”, explicó Bein.

Una economía en explosión

Este mismo desmanejo en un BCRA casi fundido, que Scioli se empeña en disimular, aunque fatalmente le va a explotar si es el sucesor de Cristina, es el que subyace en toda la macroeconomía, con una emisión desbocada, déficits crecientes por todas partes y endeudamiento galopante por parte de la autoridad monetaria y el Tesoro.

Durante el mes, ya se llevan colocados casi 15 mil millones de pesos y una parte se hizo con fondos de la Anses que, tal como le ocurre al balance del Central, está empapelando con pagarés estatales el Fondo de Sustentabilidad de los jubilados.

Mientras todo esto sucede en la macroeconomía, en la calle la inflación ha vuelto a acelerarse, aun medida por el propio Indec, y el frío del nivel de actividad se siente, mientras el gobierno sigue estimulando la demanda agregada y desparrama placebos a cuatro manos para que la gente no note tanto el parate y empiece a pensar en un voto conservador, en el sentido de conservar lo que tiene, más acorde al bolsillo que a otras cuestiones institucionales.

Sin embargo, lo que más preocupa no es el grado de sordera que presenta el equipo económico a la hora de frenar el problema, sino el empecinamiento por hacerlo todo más complicado. Lo más notorio es que son estas autoridades las que están poniendo adrede el clavo debajo de la fragua para subsistir y ya, de subidísimo color rojo, acusan a voz en cuello a quienes lo sucederán de querer meterlo en el agua: “Ajuste, ajuste de la derecha”, transmiten miedo desde ahora mismo.

Tanto fundamentalismo y bastante de mala fe en los procedimientos, estrategia que se supone tiene la venia presidencial y que iría a contramano de lo que le podría pedir Francisco a Cristina en julio, ha provocado reacciones en el otro extremo.

Más de 1/4 de argentinos es pobre

Durante la semana que pasó se supo que ex técnicos desplazados del Indec ratificaron lo que ya se conoce de memoria por otras mediciones, que casi 11,5 millones de personas son pobres en la Argentina, es decir, más de un cuarto de la población.

La situación social es desesperante para muchos, por más que el gobierno intente ocultar los números para no reconocer que se ha retrocedido al comienzo de la era kirchnerista, aunque por estos días con el aditamento de la mayor inseguridad y el crecimiento exponencial de la droga y el juego.

Para ratificarlo sólo basta con mirar el presupuesto y comparar la cifra de planes sociales prevista para este año (157,2 mil millones de pesos) contra los 74,3 mil millones de hace dos.

La suba de 111%, que parece ser tan atractiva y que es orgullo del gobierno, implica no sólo una bestial presión tributaria, incluida la que por Impuesto a las Ganancias se le hace a los trabajadores y que tiene a casi todos los gremios en pie de guerra, sino un monumental aumento de la asignación de fondos en términos reales, aun comparado con cualquier dato inflacionario del período. Entonces, o la plata se va por estos días en otros menesteres o han aumentado los beneficiarios y éstos son seguramente los nuevos pobres que, gracias al modelo y al emperramiento del fin de ciclo, siguen engrosando la pesada herencia que recibirá el sucesor de Cristina.

Muchas cosas por escuchar tendrá Francisco.

Por Hugo E. Grimaldi

(DyN)



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