Un arquitecto rafaelino que construyó lejos su historia
Se llama Luis Theresod. Recibido en Rosario, se vino a Belo Horizonte a probar suerte. Armó su familia y participó en destacados proyectos, como el del Aeropuerto de Confins. Hace 38 años que vive en esta ciudad.
TEXTO Y FOTOS. ENRIQUE CRUZ (H), ENVIADO ESPECIAL A BELO HORIZONTE.
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Luis Theresod, de Rafaela a Belo Horizonte.
Se vino en 1976. En aquel entonces, era un joven arquitecto de 28 años que no veía muchas posibilidades de progreso, ni en Rafaela ni en el país. “Me había hecho amigo de un rosarino cuando estudiaba y fue él quien me dijo que me viniera. Vine a Belo Horizonte porque él estaba acá. Si hubiese estado en Porto Alegre, en Río de Janeiro o en San Pablo, me hubiese ido a esa ciudad. Belo Horizonte era una ciudad aislada, no había tanto contacto con el extranjero. Mi actitud fue positiva. Aprendí portugués como primera medida y lo escribo mejor que el castellano. Acá tuve posibilidades que nunca hubiese tenido en la Argentina. Por ejemplo, el Aeropuerto Internacional de Confins tiene 80.000 metros cuadrados de superficie y es un proyecto mío y de un grupo de arquitectos. Hicimos otras obras muy grandes: participé en esta última construcción del Move (micros que circulan por carriles exclusivos). En Rafaela nunca lo hubiese hecho”.
Luis Theresod conoció a su esposa y construyó su familia en Belo Horizonte. Llegó con el corazón abierto a todo, sabiendo que se le presentaba la gran oportunidad de su vida en todo sentido. Su esposa le pide irse a vivir a Rafaela, y es brasileña. Eso le genera mucha paz y tranquilidad a Luis, aunque en sus planes no figura irse de Belo Horizonte, al menos por el momento.
- ¿Cuánto tiempo pasó hasta que volvió a Rafaela?
- A los 6 meses de haberla conocido a mi esposa, fuimos a la Argentina y a Rafaela. Ella siempre me sugiere que vayamos a vivir a Rafaela, le gusta mucho, disfruta cada vez que va. Yo estoy muy bien adaptado a Brasil.
- Cuénteme algo de su infancia.
- Nací en la calle Necochea 422, en el centro de Rafaela. Tuve grandes amigos en la infancia. Me acuerdo de Carlos Germano, hoy médico y creo que vive allá. Recuerdo también a Horacio y Hugo Beldoménico y a Mónica, la hermanita más chica. Tengo muchos otros amigos. Te nombro a ellos porque eran los de la cuadra, con los que jugaba de chiquito.
- ¿Cómo eran sus padres?
- Mi papá nació en Sastre, hijo de italianos. Mi abuelo pasó por una gran crisis en 1929 y se fue a vivir a Rafaela. Tenía una pequeña fortuna y la perdió toda, por eso se fue a la Argentina. Mi papá nació en 1903, era muy joven. Se instalaron en Rafaela. Mi mamá es de una familia tradicional de esa ciudad, ya que su padre era Gabriel Maggi, que fue intendente. Y mi bisabuelo fue Luis Maggi, una de las primeras familias que habitó Rafaela, todos piamonteses. Mi papá trabajaba en Paviolo, una casa tradicional de ramos generales, hasta que se jubiló. Mis padres fallecieron hace mucho tiempo, mis tías eran muy conocidas y una de ellas fue maestra del juez Ricardo Lorenzetti.
- ¿Qué hacía de chico?
- Los juegos en la calle... Era un pésimo jugador de fútbol, te aclaro, y jugábamos a las bolitas, las figuritas, lo que hacíamos los chicos de ese entonces. Y salíamos a bailar a 9 de Julio en invierno, porque tenía un salón cerrado, y en verano íbamos a Quilmes. Comíamos asado en una famosa parrillada que se llamaba Pistili, que tenía unos chorizos en grasa que cortaban en seco: eran fabulosos. Después, cuando era más grande, empecé a ir a las confiterías, como El Totem, El Ciervo, Danhes, que eran las de moda en ese entonces. Yo era muy de la música y de leer. En algún momento pensé en dedicarme a la música clásica.
- ¿Quién le gustaba?
- Beethoven... Y tenía una maestra de música que vive en Santa Fe y a la quiero muchísimo y recuerdo con gran cariño. Se llama Elda Ricci de Vieri.
- ¿Se siente la nostalgia?
- Sí, claro... Preciso ir a la Argentina, necesito ir a Rafaela porque me hace falta ir a esa ciudad. Me gusta mucho Buenos Aires también, aunque nunca viví allí. La conocí con 12 años, pero viví siempre en Rafaela y seis años en Rosario, cuando estudié Arquitectura. No tengo preconceptos con Buenos Aires, algo bastante normal en los que somos del interior.
- ¿Qué le gusta de Buenos Aires?
- Caminarla, ir al teatro, al café y sentarme a leer el diario. Esto acá no se hace, no se estila. Eso me hizo mucha falta al principio. Luego me acostumbré a vivir sin eso. Me costó, no te lo puedo negar. Como también me costó no comer un buen bife de chorizo. Pero me di cuenta de que aquí se pueden comer otras cosas que son muy ricas. Y que si estoy antojado de un buen bife de chorizo, tendré la oportunidad de hacerlo en Argentina una vez por año, cuando decido visitar mi país y mi tierra.
- ¿Se imagina viviendo sus últimos tiempos en Rafaela?
- Tengo 65 años, sigo trabajando, me siento bien y estoy totalmente afianzado acá. Una de mis hijas está en Australia y la otra vive con nosotros en Belo Horizonte. Mi señora, como te dije, siempre me incita a que nos vayamos a vivir allá. No lo tengo en mis planes inmediatos, pero no lo puedo descartar tampoco. Añoro Rafaela y me hace muy bien visitarla.
Luis Theresod, un rafaelino que se vino “con una mano atrás y otra adelante” a probar suerte, que construyó su familia en esta tierra y que no reniega de un posible futuro retorno, a su tierra y con su gente.