El Mundial de la alimentación
Aunque no muy popular y visible como el entrenamiento, el aspecto alimentario fue fundamental en el rendimiento de los equipos que participaron del campeonato de fútbol de Brasil. Según un especialista de la UNL, no comen lo mismo los jugadores europeos que los argentinos.
Mascherano y Robben en uno de los varios “mano a mano” que tuvieron en semifinales. A juicio del especialista, la alimentación es un factor fundamental en los atletas de alto rendimiento.
Foto: EFE - Archivo El Litoral
Prensa UNL - El Litoral
No existe la dieta milagrosa para ser un crack como Lionel Messi, pero sin lugar a dudas comer adecuadamente puede influir en el rendimiento de un genio del fútbol.
El Mundial de Brasil puso en la cancha 32 equipos, pero también muchas formas de entender la alimentación.
“En este tipo de eventos deportivos, los equipos que mejores chances tienen de ganar son los que poseen mejor rendimiento deportivo, lo cual se sustenta en tres pilares fundamentales: el entrenamiento, el descanso y la nutrición. Este último punto no está tan popularizado como los otros”, indicó Rodrigo Pereyra, licenciado en Educación Física y asesor deportivo en la Licenciatura en Nutrición de la Facultad de Biología y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL.
En este sentido, destacó que en Brasil pocos notaron, por ejemplo, que había estrategias de hidratación totalmente planificadas. “Algunos jugadores tomaban agua, otros algún líquido de color. En el partido de Argentina-Holanda, en el tiempo suplementario, había jugadores de nuestro país que rompían sachets con algún tipo de retardador de fatiga. Se trata de estrategias encaradas por médicos y nutricionistas”, sostuvo.
Para entender el trabajo de los expertos, Pereyra comparó el cuerpo de los deportistas con un automóvil que tiene la posibilidad de portar tres tanques con nafta, gasoil y gas. “En un viaje es preciso llenar los tres para poder obtener energía de cada uno cuando sea necesario. Eso es lo que hace un equipo interdisciplinario con un jugador de fútbol, apoyado en conocimientos de química del deporte y nutrición”, argumentó.
Reacciones químicas
Pereyra apuntó que los procesos fisiológicos de los deportistas se basan básicamente en un conjunto de reacciones químicas que funcionan de manera diferente a una persona normal, ya que realizan un esfuerzo fuera de serie. “Los jugadores de fútbol corren un promedio de entre 12 y 14 kilómetros por partido en un sinnúmero de direcciones, acelerando y desacelerando, saltando y disputando cuerpo a cuerpo con un rival. Todo ese esfuerzo genera un gasto que debe ser cubierto con estrategias nutricionales”, aseveró.
“No es anecdótico que países como Alemania y Holanda tengan en sus planteles a jugadores tan longevos, como Arjen Robben, que tiene una gran prestación en cada partido. Pero no es cuestión de comer más, sino de optimizar el sistema fisiológico, porque hay una relación directa con una nutrición adecuada. No es que coman algo que no coman otros, sino que tienen una gran planificación. Significa tener cargados todos los tanques de combustible para el esfuerzo del partido”, ilustró.
Pero también el exceso de comida puede resultar un problema: “Se transforma en tejido adiposo que sólo aporta peso extra al jugador, es como una mochila. Por eso es que tienen una contextura física justa, no les falta ni les sobra nada. Todo lo que consumen es lo que necesitan para el esfuerzo”, observó.
Paradigmas nutricionales
Según Pereyra, existen dos paradigmas que hoy predominan en el mundo del deporte. Por un lado, la dieta antiinflamatoria, que prefieren los europeos, basada en una adecuada conjunción de macronutrientes. “Las proteínas, las grasas y los hidratos de carbono están en porcentajes exactos para estimular las hormonas anabólicas y minimizar las hormonas catabólicas”, continuó.
Por otro lado, un paradigma más popular es el de cálculo calórico, que prevé una tabulación de cuántas calorías se requieren para un determinado esfuerzo y se preparan planes nutricionales, teniendo en cuenta los gustos y las costumbres de los deportistas. “En Argentina, es el sistema más popular, pero ya hay jugadores, sobre todo aquellos que han pasado por Europa, que están utilizando dietas antiinflamatorias. Sobre el seleccionado argentino hubo una foto famosa donde los jugadores comían un asado, no recomendable porque aporta grasas que no son saludables. Sin embargo, en el fútbol la victoria llega también por factores el ánimo y la voluntad, a los que contribuye una comida como el asado”, manifestó.
“Por su parte, toda la estrategia de nutrición de Holanda estuvo basada en la incorporación de agua, pero en determinados momentos de los partidos los jugadores comían, más que nada en los juegos que contemplaron alargues. Tenían pequeños sachets con licuados que contenían nutrientes provenientes de proteínas, grasas e hidratos de carbono que se asimilaban en unos 30 minutos”, abundó Pereyra.
A cada uno lo suyo
Al mismo tiempo, el preparador físico afirmó que las calorías que gasta cada jugador dependen de factores como la posición o la contextura física, por ejemplo. “No será el mismo consumo el que tenga Gonzalo Higuaín, que pesa 85 kilos, que el de Lionel Messi, que pesa menos. A la vez, es distinto el desempeño de cada uno de ellos en la cancha. De todos modos, se sabe que en promedio se gastan unas 2.800 calorías”, informó.
“Las dietas se adaptan a las personas. La adecuación nutricional tiene que ver con la especificidad del deporte, con la especialidad y con la individualidad. Es por eso que no sirven las dietas que les funcionaron a otros”, expresó.
De acuerdo con Pereyra, el comienzo de las dietas individualizadas comienza en los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988. “Marcó un quiebre, porque fue un secreto a voces que las potencias mundiales utilizaban planes individuales. Desde aquel momento se realizan congresos, generalmente luego de los campeonatos, donde se abordan todas las ciencias que atañen al rendimiento deportivo y luego se presentan papers científicos con conclusiones que marcan tendencias”, finalizó.