El director cuenta en el film triunfador la vida de un grupo de personajes que discurre acerca de temas esenciales. Foto: EFE
La coproducción franco-turca “Winter sleep”, del cineasta Nuri Bilge Cyelan, recibió ayer la codiciada Palma de Oro de la 67ª edición del Festival de Cannes, que terminó anoche.
En una edición con gran diversidad fílmica y varios nombres importantes entre los títulos seleccionados, el jurado encargado de definir los premios principales de esta edición, con titularidad de la cineasta australiana Jane Campion, premió como mejor película a “Winter sleep”, largo diálogo de un puñado de personajes acerca de la vida, la muerte, el bien y el mal.
Ayer mismo, el diario francés Le Figaro publicó su propio palmarés, y una de las propuestas era instaurar la Palma de Plomo para entregársela precisamente a “Winter sleep”, filme del que Jane Campion sembró elogios en la conferencia de prensa del jurado argumentando su “espíritu chejoviano”, consignó la agencia Télam.
Los premios no sólo dejaron afuera al filme argentino “Relatos salvajes” sino al excepcional “Deux jours, une nuit”, de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, con eje en una trabajadora que pide solidaridad a sus compañeros a raíz de su seguro despido, y rehúye de aceptar una propuesta poco ética de su empleador.
Premios curiosos
El resto de los premios fue más que curioso y casi, de alguna forma, bastante objetables, como el Grand Prix para la italiana “Le meraviglie”, de Alice Rohrwacher, para Bennet Miller por “Foxcatcher”, que en verdad parece convencional y de telefilme, y parece ser el resultado de alguna discusión interna del jurado.
Los demás premios tienen todos justificación posible, por ejemplo el guión a Andrey Zvyagintsev y Oleg Negin por el filme ruso “Leviathan”, que dirigió el primero, una interesante historia acerca de un hombre del que un poderoso quiere librarse y lo consigue con las armas típicas de convertirlo en algo que no es.
O el Premio del Jurado compartido por dos transgresores, por un lado el veterano Jean-Luc Godard autor de “Adieu au langage”, metáfora acerca del audiovisual en los tiempos que corren y, por el otro el muy joven canadiense Xavier Dolan, responsable de “Mommy” en la que ensaya nuevas forma de relato y también de lenguaje.
Finalmente, quedan los destinados a actuaciones, si bien las hubo buenas y muchas en varios de los filmes, los premios como el recibido por el británico Timothy Spall, por “Mr. Turner”, de Mike Leigh, que al recibir el lauro hizo un divertido speech de siete minutos leyendo la pantalla de su teléfono móvil.
También fue acertado, aunque discutible, el de Julianne Moore por su papel de actriz en caída de “Maps to the stars”, de David Cronenberg, frente a la fuerza social del personaje de Marion Cotillard en el filme de los Dardenne, que precisamente abordaba la importancia del “otro” en medio de la crisis europea actual.
Elogios para Szifrón
Los enviados del diario Le Figaro había asegurado en su edición de ayer que el largometraje de Szifrón “marca el regreso de la comedia en sketches, maneja con solidez la ironía mordaz, el humor tan negro como anarquista, la vivacidad de los diálogos, la originalidad de las situaciones, y más que una compilación, es un cruel inventario de los defectos humanos”.
Antes se habían conocido los ganadores de la otra sección oficial del festival, “Una cierta mirada”, que fue a manos de la producción húngara “White god”, de Kornél Mundruczó. “Party Girl”, del trío conformado por Amachoukeli, Burger y Theis, inspirado en la vida como cabaretera de la madre del último, siguió su periplo de premios al recibir la Cámara de Oro, para debutantes, que entregaron la actriz Nicole Garcia y el saliente presidente de Cannes, Gilles Jacob.
Pero más allá de que las expectativas estaban depositadas en la coproducción argentino-estadounidense “Jauja”, de Lisandro Alonso, con Viggo Mortensen, Esteban Bigliardi y Ghita Norby, no tuvieron respuesta positiva en el jurado oficial, sí las recibió en el de la crítica internacional (Fipresci), que la eligió como la mejor del grupo.
El filme de Alonso, recordado por “La libertad” y “Liverpool”, imagina la aventura de un militar danés que llega a la Patagonia junto a su joven hija, su preciado tesoro, en busca de una fortuna como la del mítico lugar del título, en esta versión sólo habitado por decadentes soldados de la Conquista del Desierto, y sin imaginar que puede perderlo todo, incluso el sentido de la vida.