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LLEGAN CARTAS

Bajos submeridionales: Línea Paraná

Rubén Magnago L.E. 6.354.485

Sres. Directores:

Los bajos submeridonales, en el norte santafesino, cubren una superficie de 2.740.000 hectáreas. Y por el declive natural, reciben agua pluvial de las provincias del Chaco y Santiago del Estero, cubriendo entre las tres provincias una masa hídrica de 4.000 hectáreas, convirtiéndose casi en el humedal más grande de Argentina...

Sin embargo, hoy se ha convertido en un polvaderal, a causa de la sequía prolongada y el cambio climático.

En toda esta región, siempre existió un cambio pendular climático, que ve desde un periodo húmedo (de 20 años) incluidas inundaciones, y luego sobreviene un periodo de sequía, que se extiende aproximadamente durante 10 años. Pero en este nuevo milenio colapsó debido a diferentes factores.

El primero de ellos se debe a que casi en simultáneo con la construcción de los canales línea Paraná, comenzó la expansión sojera, abarcando las provincias de Santa Fe, Chaco y Santiago del Estero, que talan millones de hectáreas de monte nativo, para transformarlo en sementera y sin que jamás se hubiese planeado una reforestación.

El monte nativo -cuando estaba- absorbía el 80 % de la masa hídrica y el resto se escurría, por declive natural, a través de los arroyos hacia el Paraná.

Ahora, el monte que queda solamente absorbe un 20 % de la masa pluvial y el resto es evacuado por los arroyos y los canales línea Paraná, que incrementaron la velocidad de la masa hídrica, sacándola del Chaco y acumulándola en Los Amores y Villa Guillermina, acortando el tiempo de desplazamiento del agua.

La masa hídrica, a través de la canalización, aumentó su velocidad de desplazamiento, rompiendo los bordes de los esteros, permitiendo que éstos no retengan más agua y que se transformen en grandes polvaderales, en las cuales el pasto no crece ni se puede aprovechar para agricultura.

Las lluvias se volvieron focalizadas y escasas, acompañadas de fuertes ráfagas de viento, y en algunos casos con granizo. Siempre junio era el mes de menos lluvia. Sin embargo, en 2012 fue julio el mes con lluvias más escasas.

Destruido el monte nativo y con los esteros totalmente secos, en la región no hay espejos de agua que posibiliten que las lluvias nuevamente recreen el humedal. Si a este cóctel le sumamos el cambio climático, en muy poco tiempo toda esta región se transformará en un desierto.

Un inconveniente se plantea a quienes hicieron este proyecto: El tramo I, línea Paraná, sólo evacua ‘30 m3/s por su vertedero, mientras que el arroyo Los Amores evacua 800 m3/s. Pienso que aquí está el gran error de cálculo, ya que el tramo I, sirvió solamente para apaciguar los ánimos de los vecinos, pero nunca cumplió su función correspondiente.

¿Donde están los que proyectaron tamaño desastre ecológico y que en 20 años, en la provincia no realizaron ninguna de las obras proyectadas, salvo algunas compuertas mal ubicadas?

El agua no es el problema. El problema es saber qué hacer con ella.

Un código de agua donde participen las tres provincias afectadas.

Construir las 11 compuertas, agregándole dos mas, una en tramo II, campo Acevedo y otra en tramo I campo Broggi, ampliando el vertedero.

Con las compuertas y algunos tapones intermedios, se mantendría el canal con agua y naturalmente se mejorarían las paredes naturalmente, depositando sedimento en el fondo, quitando velocidad a la masa hídrica.

Por último, una reflexión: Dios fue el gran ecologista y el hombre el gran destructor de la creación. Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza jamás perdona.



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