Sin eludir el olvido Por María Luisa Miretti
“Dinero para fantasmas”, de Edgardo Cozarinsky. Tusquets Editores. Buenos Aires, 2012.
En su última novela, Cozarinsky (Buenos Aires, 1939) reedita sus competencias de cineasta, tanto en el manejo de citas, alusiones y referencias como en la organización discursiva y el acertado empleo de los distintos lenguajes, para comunicar una serie de acciones inquietantes que mantienen en vilo al receptor desde el comienzo hasta el punto de cierre final.
Maravillosa conjunción ética y estética en la que se plasman mundos disímiles cuyos ingredientes siempre juegan con polarizaciones extremas: el odio y el amor, la carencia y el exceso, el margen y el centro y en ellos los seres que pululan mendigando caricias y atención por un mensaje que requiere de la escritura para decir lo que no pudo expresar la palabra oral o no permitió la circunstancia.
Martín Gallo es un estudiante de cine que sale a buscar sitios en San Telmo, para un práctico que le pidieron en la escuela de cine, y en un café descubre a un viejo escritor-cineasta llamado Oribe, escribiendo sin cesar.
Gallo, aunque provinciano y resistiendo la bronca de los padres que no veían con buenos ojos que siguiera la carrera de cine, se afana por terminar en buenos términos, a pesar de reconocer el avance de los adictos al trash y al gore, pero él insistía con el cine convencional porque creía en sus convicciones.
Cuando regresa al bar con la esperanza de encontrar a Oribe, de quien ya ha conocido su rico pasado, no lo encuentra, pero el barman le entrega seis cuadernos del artista, y en ellos está la parte medular de la novela, que en definitiva es una memorable historia de amor.
A partir de una relación entre Ignacio y Celeste Oribe había hecho una película con ella- se desatan una serie de hipótesis y conjeturas sobre relaciones y conflictos en la pareja, en la que se asiste a un novio abandonado y despechado (al que da ganas de decirle que su novia ya lo olvidó, pero él sin embargo la quiere como objeto propio), capaz de cualquier cosa, motivo por el cual, Oribe casi circunstancialmente sale en su busca. La encuentra en Berlín se encuentran, pero ella está “prestada” a un magnate ruso.
Este marco le cambia la cabeza a Oribe y a su regreso comienza a trasladarse en un derrotero sin fin en busca de su propia verdad, como escapándose de su propio vacío existencial, queriendo borrarse, casi negándose a sí mismo, hasta que la policía interviene para pedirle unos datos sobre Ignacio que había sido utilizado como “mula”.
Intriga, seducción, suspenso, belleza, espanto, amor, Martín y Elisa (su pareja) van hilvanando la trama de la historia y con ella quieren hacer su propia película.