Tradición santafesina
El primer libro escrito en Santa Fe, escrito y dibujado, es la hagiografía “Soledades de la vida y retiro penitente por amor a la virtud y menosprecio del mundo”, que el ermitaño Francisco Javier de la Rosa fechó en el año 1775. Ilustrado con magníficos treinta dibujos acuarelados, el texto abunda en virtuosismos estilísticos e imaginativos. El desierto, la penitencia, la cueva, la oración, los rayos celestiales, las aureolas, y por el otro lado, el demonio, las bestias, las tentaciones. 250 años más tarde, en tiempos de inevitable incredulidad, cínicas befas del mal, prestigio absoluto de todas las transgresiones y minimalización de toda fantasía narrativa ¿quiénes son los santos y los desacrosantos? Enrique Butti ensaya algunas nuevas canonizaciones, honrando virtudes heroicas y martirios acordes a una hégira de solapadas persecuciones y dopados sufrimientos. Como en el tiempo en que los santos eran aclamados popularmente, por vox populi, Butti se arroga el derecho a postular causas de beatificaciones y santidad, y a practicar exorcismos de sus malditos enemigos, con asumido nihilismo contemporáneo y a la vez profunda credulidad, con el estupor de la inocencia escandalizada, con el inocente humor irreverente de quien desatiende la reverencia a las ortodoxias, correcciones varias y otras yerbas.
Este volumen de cuentos incluye también seis textos de “Solfeo”, libro de relatos de Enrique Butti publicado en México, en 1993, y que no tuvo difusión en la Argentina. (De la presentación editorial)
