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AL MARGEN DE LA CRÓNICA

Los ojos no mienten

Una vez que dejamos atrás la infancia y comenzamos a vivir algunas malas experiencias, nos embarcamos en la tarea de pretender volvernos especialistas en detectar mentiras.

De hecho, muchos de los que buscan estar dos pasos por delante de un mentiroso, hace algunos años comenzaron a seguir una serie llamada “Lie to me” que, semana a semana, mostraba las técnicas de un grupo de especialistas capaces de analizar comportamientos mediante la interpretación de los gestos producidos por los múltiples músculos de la cara.

En la vida real, son varios los psicólogos partidarios de la llamada “programación neurolingüística”, que sostienen que es posible saber si una persona miente gracias al movimiento de sus ojos.

Todos lo hemos escuchado alguna vez. En concreto, la teoría indica que si una persona levanta la vista hacia la derecha, no está siendo honesta, mientras que si lo hace hacia la izquierda, dice la verdad.

Sin embargo, una nueva investigación publicada en la revista científica PLoS ONE, derrumba por completo esta afirmación sosteniendo que carece de fundamento.

En efecto, los investigadores británicos Richard Wiseman y Caroline Watt, decidieron poner a prueba esta popular idea mediante la filmación de un grupo de voluntarios, al tiempo que mentían o eran sinceros sobre una serie de cuestiones.

Todos sus movimientos oculares fueron codificados, tras lo cual a otro grupo de participantes se le pidió ver las grabaciones e intentar detectar las mentiras sobre la base de los movimientos oculares de los voluntarios.

La presunción inicial de los científicos fue esta popular teoría según la cual cuando una persona diestra levanta la mirada hacia la derecha, visualiza un suceso “construido” por su mente o imaginado. Pero si mira a la izquierda, es probable que esté visualizando un “recuerdo” de su memoria.

Por ello los mentirosos, de acuerdo a esta extendida suposición, mirarían hacia la derecha.

Sin embargo, para sorpresa de los investigadores, los resultados obtenidos fueron completamente distintos a los de esta teoría.

Durante la filmación, los sujetos “no revelaron ninguna relación entre la mentira que expresaban y el movimiento de los ojos”, señala Wiseman.

Y, por otro lado, las personas que vieron los videos y que habían sido informadas sobre las teorías de la programación neurolingüista, demostraron que conocerlas no mejoraba sus habilidades para la detección de mentiras.

En un último intento por comprender si realmente la mentira puede trasladarse al rostro, se analizó una serie de videos de personas que pedían ayuda para buscar a familiares desaparecidos o decían haber sido víctimas de un crimen.

“Nuestra investigación con estas imágenes sugirió que existen diferencias significativas en el comportamiento de los mentirosos y los que cuentan la verdad, pero no hay ningún patrón específico respecto de los movimientos oculares”, fue la conclusión de los investigadores.

Basados en estos resultados, los científicos advirtieron que creer que ciertos gestos son un signo de la mentira no tiene ningún fundamento, e invitaron a la gente a abandonar ideas semejantes.



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