Lo serio, mutado en cotilleo nacional
Hace pocos días la señora presidenta se sometió una cirugía que cualquiera que fuere su origen es siempre riesgosa e importante. Por un error, o la posibilidad -justificada por la estadística- de un falso positivo en la biopsia previa, o un exceso de celo de los informantes, que terminaron exagerando voluntaria o involuntariamente los anuncios, el carcinoma maligno que preocupó a la población como motivo de la intervención quirúrgica, afortunadamente se redujo a nódulos benignos que, en cualquier caso, era recomendable extirpar.
¿Pudo el oficialismo exagerar la situación para sacar rédito político? Es estadísticamente posible, aunque por el momento no lo necesitaría. Ni siquiera merecería entrar en una discusión estéril. ¿Una parte de la oposición pretendió aprovecharse del yerro o un manejo imprudente al hacer los anuncios? Es también presumible, pero significaría demasiada mezquindad en un momento en que no habría razones que pudieran justificar deslucirse de esa forma.
Si esto es así, nos deberíamos preguntar: ¿No hay otros temas más importantes para discutir; por ejemplo, que este año las obligaciones de la deuda se pagarán con fondos del Banco Central o que la sequía que afronta el país puede significar una situación desgraciada para ricos y pobres?
Viendo el nivel que exhiben los que deberían dar el ejemplo, no podemos sorprendernos si Tinelli o Susana tienen el éxito televisivo que el rating les reconoce.