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LEOPOLDO FEDERICO

Manos intactas en el fueye

Considerado uno de los máximos exponentes de la época de oro del tango, el bandoneonista y compositor hoy celebra su 85º cumpleaños. Si bien padece una serie de problemas físicos, dice tener “las manos intactas” para seguir tocando el fueye.

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“Tengo la suerte de que nunca me faltó trabajo, las cosas más lindas me ha tocado hacerlas”, expresó.

Foto: Télam

 

Télam

“Parece que Dios me dice ‘te voy a arruinar todo el cuerpo pero las manos te las dejo”. Melancólico y reflexivo, así dice Leopoldo Federico, el bandoneonista y compositor hoy cumple 85 años.

Sentado en su despacho de la Asociación Argentina de Intérpretes (Aadi), que él mismo preside, expresó que “tengo la suerte de que nunca me faltó trabajo, las cosas más lindas me han tocado hacerlas. He tocado con los más grandes, más no hice porque no pude”. Y no fue poco: dueño de una trayectoria de 66 años que lo llevó a tocar en las formaciones de Mariano Mores, Carlos Di Sarli y Ástor Piazzolla dirigió la orquesta que acompañó al cantante Julio Sosa entre 1960 y 1964, su período de mayor popularidad.

Habló del significado y el peso de llegar a cumplir 85 años, de los dolores físicos que lo aquejan, de la fuerza de voluntad que lo impulsa a seguir al frente de su orquesta típica a pesar de los contratiempos para congeniar un ensayo, y hasta de la posibilidad de retirarse de la escena.

“Lo que noto últimamente es que hay un afecto del público muy grande. La gente debe ver que apenas puedo subir al escenario y dirán ‘este tipo apenas sube al palco y deja todo ahí’: una vez que tengo el bandoneón es como si no tuviera nada mal” -señaló-. “Si creyera que me aplauden por lástima estoy muerto, creo que hay un poco de todo, hay mucha admiración también y eso no se paga con nada”.

De corazón

Días antes de celebrar su octogésimo quinto cumpleaños, confesó que se plantea la posibilidad de “decir basta. Me anda dando vueltas esa idea pero el tema es que si me quedo en casa me muero. Yo vengo manejando todos los días desde mi casa en Ramos Mejía a la sede de Aadi”.

Pese a las dificultades y las dudas, el creador sigue defendiendo fervientemente el formato de su orquesta típica, con la que sigue tocando. El 29 de diciembre pasado emocionó en el show que brindó junto a su orquesta en el Centro Cultural Torquato Tasso. En ella participan músicos de la talla de Nicolás Ledesma al piano, Pablo Agri y Damián Bollotín en violín, Horacio Cabarcos en contrabajo y el ascendente Lautaro Greco, de sólo 24 años, en la fila de bandoneones. “Ellos son muy fieles y sé que lo hacen de corazón. Dicen que la orquesta tiene que seguir, tiene que durar más porque es la última orquesta que queda, todos ponen un granito de arena” expresó Leopoldo al respecto.

“Si mi carrera comenzara ahora estaría preocupadísimo porque no es lo mismo que cuando el tango estaba en su pleno apogeo, se trabaja de otra manera: ahora cada uno se autoproduce. En mi orquesta tengo cuatro o cinco músicos que tienen su propio conjunto pero no pueden decir ‘yo vivo del conjunto que tengo. Yo tampoco puedo decir lo mismo -agregó-, pero cuando hacemos algo no lo hacemos gratis; entonces combinamos los días, los horarios y nos juntamos, y cuando subimos al escenario por lo general está la orquesta titular, sino no haría una actuación”.

Matices

De sus manos nacieron obras como “Lo que no me hablaron de vos”, “Que me juzgue Dios”, “Cabulero”, “Cautivante” y “Calentísima”. Su fueye nutrió las orquestas de Lucio Demare, Juan Carlos Cobián, Alfredo Gobbi, Alberto Marino, Osvaldo Manzi, Héctor Stamponi y Miguel Caló. Aun con esta aquilatada trayectoria, a quien resaltó su humildad respondió que “quiero ser así, no acá solamente, también con la gente, en mi casa. Quiero ser uno más, me da vergüenza pensar que podría ser distinto. En mi casa no lo toco más, salvo que tuviese alguna grabación, cotidianamente no lo hago, está mal. Yo vivo solo con mi señora, salgo de casa a las 10 de la mañana y a veces vuelvo a las 10 de la noche, no puedo ir a mi ‘cuchitril’ que tengo ahí arriba, porque no la vería nunca. Ella tampoco está bien, tiene osteoporosis, no se puede movilizar mucho”.

Aun con el espíritu intacto, Leopoldo Federico contó que tiene el cuerpo cansado. “Tengo colocado un marcapasos, problemas en la espalda, en la rodilla y diabetes. Tengo las vértebras soldadas y una rodilla que duele, tendría que haberme colocado una prótesis y mandar al diablo mi rodilla. Con mi edad no quiero ir a un quirófano. Decidí terminar mis días sufriendo así. Quisiera tener la felicidad de hacer todo sin tanto esfuerzo y toda la energía ponerla en la música y no soportar dolores pero es imposible, vivo dolorido todo el día”.

A la distancia, el recuerdo le devuelve imágenes de distintas etapas de su vida musical: “Hay distintos matices, por momentos estuve loco de contento por haber tocado al lado de Salgán, Piazzolla, Di Sarli y acompañar a Julio Sosa. Son pantallazos que aparecen, que quiero pensar y siempre me está faltando algo. Pongo la radio y de 10 discos que escucho en siete estuve yo, en Aadi tengo la declaración hecha de lo que más o menos me acordé, pero siempre hay más”.

Más, siempre más proyectos matizados de recuerdos: “Atilio Stampone va a sacar un disco nuevo después de muchos años, con él hace poco grabé con el tema ‘Taconeando’. La primera orquesta propia la tuve con él en el año 50, yo dejaba a Salgán para formar el primer binomio Stampone-Federico”.



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