Golpeado y maniatado
Otro robo en Villa California

Los vecinos reclaman a la comisaría del Distrito 14º, que debe cubrir un amplio territorio cada vez más densamente poblado.
Foto: Archivo El Litoral
Dos delincuentes armados atacaron al dueño de una casa quinta, a quien lo despojaron de dinero en efectivo y algunas pertenencias.
De la Redacción de El Litoral
El propietario de una casa de fines de semana de Villa California, en San José del Rincón, denunció en la comisaría del Distrito 14º el asalto sufrido el jueves por la noche, cuando se acercó a su camioneta para buscar un atado de cigarrillos.
“Yo nunca pensé que me iba a pasar algo así. Fue de manera muy agresiva, a mí me pegaron”, dijo la víctima, que prefirió hacer reserva de su identidad. Hizo referencia al robo sufrido por su vecino, José Luis De Sanctis, quien denunciara un hecho similar el día anterior, a unos 300 metros de distancia.
“Tengo seis hijos, la más chica tiene 12 años y mi señora no quiere ir más” a la casa de la costa, se lamentó.
El episodio delictivo se produjo el jueves por la noche, en una quinta que está sobre callejón Laborié frente a un descampado.
Encapuchados
Todos los martes y jueves “voy a darle de comer a los perros”, pero nunca cuando es de noche. “Tenía un problema de electricidad” y por eso “fui con el electricista”. “Mientras él hacía su trabajo, los perros salieron ladrando a la calle y yo que estaba regando las plantas cerré el portón y le puse el candado y la camioneta quedó del lado de afuera”.
“Eran las 10.30 de la noche” cuando pasó lo de los perros, que no le llamó la atención al propietario porque es común que “por ahí pase una vaca, un chancho o un caballo”. “Le pegué un grito a ‘Pancho’ que es el más complicado” y el perro regresó a su lado.
Una vez adentro “me siento con el electricista”, que le pidió un cigarrillo. “Como no tenía más me voy a la camioneta, cuando abro la puerta viene uno encapuchado con un revólver cromado, me apunta en la cabeza y me da un golpe. Al toque viene otro con una chuza y una faca. ‘¡Dame la llave, dame la llave!’, me gritaban”.
Al parecer, con el golpe la llave del vehículo cayó de sus manos y se perdió entre los pastos. Ante la imposibilidad de llevarse el vehículo “les ofrezco plata” por eso “entramos a la casa”.
“No me mirés”
“¡Bajá la cabeza, no me mirés, no me mirés!”, le repetían los bandidos, que cada vez que levantaba la vista lo golpeaban. “Tenían pasamontañas y me llevaban con la faca apoyada en el cuello o la espalda”.
Del lugar se llevaron algo de dinero y cuchillos, y aunque les pidieron los celulares luego los dejaron tirados en un gesto de desprecio ya que éstos estaban viejos y gastados.
Las víctimas, porque también fue reducido el electricista, fueron maniatadas con precintos plásticos que el dueño de casa pudo romper por la fuerza.
“Fueron 30 minutos de mi vida que me parecieron una eternidad”, reconoció la víctima, que aunque se salvó del robo de su camioneta no pudo evitar el mal momento y la sustracción de una suma de dinero no especificada y algunos bienes.