Triste y aburrido 0 a 0
Un clásico paupérrimo

Pura lucha. De fútbol, nada. Independiente y Boca aburrieron a propios y extraños.
Foto: Agencia Télam.
Independiente y Boca Juniors protagonizaron ayer un flojísimo empate sin goles en Avellaneda, lo que reflejó claramente el presente de ambos elencos.
Redacción El Litoral
Agencia Télam
Fue un partido muy pobre. Los dos equipos, tanto Independiente como Boca, jugaron muy mal, y el aburrido empate sin goles fue un fiel reflejo del presente de ambos.
Independiente fue levemente superior, trató un poco mejor la pelota, pero le faltaron ideas para quebrar a su rival. Boca, en tanto, volvió a exhibir un pésimo rendimiento y se despidió, definitivamente, de la lucha por el título y el ingreso a la Copa Libertadores. Las matemáticas permiten pensar en alguno de los dos objetivos, pero el juego no.
Sin patrón
Los dirigidos por Claudio Borghi —expulsado nuevamente en el entretiempo porque su equipo volvió tardíamente al campo de juego— alternaron buenas y malas. Pero lo más grave es que Boca no tiene un patrón de juego y mucho menos una identidad futbolística. El 3-3-2-2 desnuda fragilidades en defensa y lo descompensa en el mediocampo. Boca es un equipo que falla en el fondo, no usa las bandas, tiene dos enganches para hacer el trabajo de uno y carece de peso en ataque.
De hecho, en el primer tiempo, Independiente lució más compacto en la mitad de la cancha —donde plantó a cinco volantes— y un tanto más profundo en ataque, aunque le faltó un asistidor. Nicolás Cabrera, por derecha, y el tándem Lucas Mareque-Federico Mancuello, por izquierda, complicaron a Boca. El equipo de Antonio Mohamed empleó un 3-5-2; no obstante, le faltó un jugador que diera el último pase. Muchos volantes, poco fútbol.
De terror
El segundo tiempo fue directamente un espanto. Independiente volvió al campo de juego sin Federico Mancuello (lo lesionó Juan Manuel Insaurralde, que debió ser expulsado) y aun con menos ideas para ganar.
Boca, que regresó sin su técnico (expulsado otra vez por tardar más de 15 minutos en volver a la cancha, con lo cual reincidió en la contravención), mostró su peor cara. A esta altura, ya es inentendible el esquema que propone Borghi, porque no cuenta con los jugadores para llevarlo a cabo. Quizás el regreso de Juan Román Riquelme, que puede producirse en la próxima fecha ante Argentinos Juniors, previa al superclásico con River Plate, empiece a solucionar ese problema.
Más allá de todo, de errores propios, ajenos, malos arbitrajes o inconvenientes con los hinchas, los dos equipos juegan mal y por eso están donde están: lejos de la punta, sin chances de pelear por el título y con pocas posibilidades de pugnar por el ingreso a la próxima edición de la Copa Libertadores.