TEXTO. REVISTA NOSOTROS. FOTO. GENTILEZA MINISTERIO DE INNOVACIÓN Y CULTURA.
DEFINICIÓN. “No me es posible definirme en cuanto a qué fue primero, si artista callejero o callejero artista. Siempre me gustó estar en lugares abiertos; soy de barrio y mis reuniones con amigos eran en la esquina, mis salidas no eran en boliches sino en plazas o al lado del río, y me gusta conocer las ciudades por el movimiento que tienen sus espacios públicos. De ahí a ejercer un trabajo artístico en las calles es una consecuencia de ese andar. El arte no me llegó por ninguna intelectualidad sino por lo lúdico, por lo cual no se si estoy jugando o trabajando. No se si lo estoy haciendo como “artista callejero” o como “callejero artista”: ambos tienen en común el deseo de compartir lo que hago”.
ESPACIOS NO CONVENCIONALES. “Me gusta llegar a un lugar cotidiano y hacer algo extra-cotidiano. Ésto genera cierta sorpresa en quien pasa por allí y, si le gusta, esa persona siente que ha hecho un hallazgo. Esta sorpresa no podría generarse si fuera anunciada. Por ejemplo, al ir al circo la gente sabe que va a ver algo extra-cotidiano y se predispone. Lo que yo intento es asaltar la calle, apropiarla y modificarla, y eso incluye al transeúnte. Además, en cuanto a lo económico es lo más accesible para cualquiera. La gente pone lo que puede, lo que siente. Muchas veces la gente no tiene dinero para echarte en el sombrero pero te dejan un dibujito, se te queda charlando y es así como se genera un encuentro, que en estos tiempos no es poco”.
EL PÚBLICO. “Trabajé en varios lugares de Argentina, de países vecinos y de Europa. En rasgos generales, no noto diferencias profundas de público; supongo que está condicionado al tipo de trabajo que hagas y si se trata de una ciudad o un pueblo (pero no importa de dónde). Una diferencia importante puede ser la respuesta económica que hay en Europa: socialmente allí está muy arraigada la tradición de artistas ambulantes; son vistos como trabajadores de la cultura, y son respetados y valorados por eso. Todo ésto sumado a que el europeo medio tiene cierto bienestar por lo que gana, sale de vacaciones y gasta más”.
HUMOR. “No puedo definir mi trabajo, pero si creo que mi trabajo me define a mi. Con mi grupo Los Hnos. Boloño metemos todo lo que humanamente tengamos y, para logralo, nos valdremos de las disciplinas que nos hagan falta con las limitaciones que tengamos. Así hemos tenido desde malabares, acrobacia, música, teatro negro y narraciones. Pero siempre tratamos de que sea atravesado por el humor. En este grupo nos definimos como “generadores de expectativas’: expectativas que no concluyen ni se diluyen sino que siempre son reemplazadas por otra expectativa”.
OBJETOS Y MÚSICA. “Al serrucho musical lo vi por primera vez en una película francesa y me cautivó por completo. Luego tuve la oportunidad de verlo en vivo por un grupo de música experimental y por un clown rosarino que lo llevó, como número, al nivel de excelencia. Creo que de todos los objetos se pueden extraer ritmos, porque hasta el silencio es música también. Sólo depende del marco en que se lo utilice”.
INFLUENCIAS. “Las principales influencias a la hora de organizar mi espectáculo son “Aunque usted no lo crea, de Ripley’ (¡No veía la hora de llegar del cole para verlo!); El Galpón oKupa, de Rosario, y mis compañeros”.
ARTES URBANAS. “La propuesta de la Escuela de Artes Urbanas de Rosario es afianzar un espacio de encuentro, de perfeccionamiento y de producción para los artistas urbanos. Para ello contamos con distintas formas de estimular estos tres ejes: Talleres, Escuela Integral de teatro y circo; Escuela de teatro callejero; la habilitación de un espacio libre y gratuito para el entrenamiento e intercambio entre quienes allí concurren; galas y espectáculos mensuales (a cargo de alumnos, artistas independientes e invitados) y, por supuesto, el Festival Internacional Payasadas que este año es el número 10”.