MUESTRA SOBRE SU OBRA
Kitano se instala en París
El celebrado actor y director japonés que triunfa en Tokio, Cannes y Venecia; divulgador científico, pintor, cómico, escritor y gran promotor de programas televisivos ultrapopulares, se adueña de París con una exposición y una retrospectiva de su arte.
EFE
Titulada “Beat Takeshi Kitano, Gosse de peintre”, la muestra es en realidad una instalación gigante organizada como una feria popular y destinada al público infantil. Aunque es apta también para mayores, según precisan en la Fundación Cartier, donde se verá hasta el 12 de septiembre.
Prevista en un principio hasta finales de junio, su prolongación augura indudable éxito al rico conjunto de videos, objetos insólitos, maquetas, extrañas máquinas, teatrillos de marionetas, demostraciones científicas y bromas diversas que la componen.
Obras aptas para reír con “Kitano de Kitano”, y de uno mismo, también del arte contemporáneo, jugar con las ciencias o convertirse en parte activa de la exposición pintando dinosaurios, o calculando la existencia del Universo y de la vida en el planeta.
Es la manera de Kitano de plasmar sus fantasías más profundas y superficiales, su visión más kitsch de la existencia, la más poética, sus exploraciones científico-filosóficas sobre el azar, el tiempo y el espacio, o sus reflexiones humorísticas sobre los tópicos japoneses en Occidente, y viceversa.
FUERA DE LO COMÚN
La muestra coincide, del 11 de marzo al 26 de junio en el Centro Pompidou, con la retrospectiva más completa hecha nunca sobre su trabajo de cineasta y actor.
Se titulará “Takeshi Kitano, L’iconoclaste. Le cinéaste et l’acteur pour le grand et le petit écran”, con el fin de proyectar 40 filmes, telefilmes y documentos, en un intento de captar los “mil rostros” y los “cinco mil dedos” de este autor que aceptó exponer sus cuadros por primera vez, tras largas charlas con el director de la Fundación Cartier, Hervé Chandés.
El reto es mutuo, pues si el artista dice no saber muy bien por qué aceptó y no haber sabido luego retirarse a tiempo del proyecto, la Fundación estima que dar carta blanca a “este hombre fuera de lo común” es uno de los proyectos más ambiciosos de su historia. Kitano, más conocido como “Beat Kitano” en el terreno del humor y de series audiovisuales tan traducidas como “Humor Amarillo”, destila en la muestra sabiduría y sonrisas con suma discreción, a veces con suma gravedad.
Una enorme máquina de coser, a gas, que apenas sirve para dar algunos pespuntes, aspira a desmitificar el arte más actual, como en cierta forma la exposición entera, con la que Kitano intentó aportar “otra definición a la palabra “arte’ menos oficial, menos convencional, menos snob, más ordinaria”.
El ministro de Cultura francés, Frédéric Mitterrand, le dio la razón al condecorarle con las insignias de Comendador de las Artes y las Letras francesas, y glosar la “lección de vida” que constituyen su “excepcional libertad creativa”, su “naturaleza audaz y realizada” y su “especie de genio instintivo”.
Tanto el título de la exposición, como su contenido y el de buena parte de su obra, hacen referencia a la vida personal del artista, cuyo padre trabajaba como pintor de brocha gorda cuando él iba al colegio; lo que hacía que sus compañeros se riesen de él y que él se protegiese de la humillación alejándose de ellos, según explicó.
En rueda de prensa, el artista contó cómo su padre, alcohólico y jugador, entraba cada noche ebrio a casa, pegaba a su madre, le asustaba a él y a sus tres hermanos. Conducta que Kitano dijo, sin embargo, haber comprendido desde que descubrió cómo la guerra acabó con el estatuto y el oficio de artesano de su padre, quien se vio obligado a convertirse “en un obrero despreciado” y por eso tenía “ese carácter desagradable y tan difícil de soportar”.
Una recién publicada biografía, obra de Michel Temman, la primera en francés sobre este artista que en Japón es más que una figura nacional, que ha rechazado varias veces la cartera de ministro, según recordó Mitterrand, completa la revelación Kitano en París.