La agricultura familiar está viva
Un grupo de emprendedores participó de una feria en la capital provincial. Mostraron todo lo que saben hacer en su lugar de origen con los elementos que tienen a disposición. Una alternativa válida para trabajar sin verse obligados a emigrar del campo.
Ivana Zilli
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La diversificación productiva y la permanencia en el campo son dos variables que prevalecen entre algunos productores de la provincia. Realizan su actividad en silencio y siempre están “tranqueras adentro” tratando de resolver el día a día con lo que cuentan a su alrededor. Son pequeños, trabajan en familia y buscan distintas alternativas productivas a partir de los elementos que tienen disponibles en el territorio en el que viven.
La semana pasada se juntaron en la capital provincial. Aproximadamente, 150 productores se acercaron con el fin de lograr el mismo objetivo -mostrar todo lo que producen en su lugar de origen-. Algunos se dedican a la producción hortícola, a la actividad de granja, a la elaboración de dulces, licores y quesos, y a la creación de artesanías, entre otras propuestas.
Desde la Subsecretaría de Agricultura Familiar Delegación Santa Fe -dependiente de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar del Ministerio de Agricultura de la Nación-, “apuntamos a que los productores logren a transformar la materia prima”. Por eso, “hay mucha gente que produce la lana y la teje; produce leche y elabora quesos; cultiva frutas y las transforma en dulces. Son varios los que han aceptado esta propuesta para defender aún más el valor de su producto, absorber mano de obra en la zona y contar con la posibilidad de quedarse en el campo con su familia”, resaltó Patricia de la Vega, integrante del equipo técnico de apoyo a la coordinación provincial de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, Delegación Santa Fe.
Con esta iniciativa, se llega a distintas localidades como Gato Colorado, Villa Mineti, San Cristóbal, Ceres, Hersilia, Villa Ocampo, Florencia, Las Toscas, Avellaneda, Reconquista, la zona de Esperanza, Casilda, Venado Tuerto, La Pelada, entre otras regiones. El Estado de la Nación pretende, de esta forma, “mejorar y fortalecer la ocupación territorial” y que la gente de la zona rural no se vea obligada a emigrar a las ciudades. “Este sector -de la Agricultura Familiar- no es el más visible pero es el que sostiene la alimentación de los pueblos y, por eso, hay que fortalecerlo para lograr la soberanía alimentaria”, recalcó de la Vega. Para el coordinador provincial de la Subsecretaría de Agricultura Familiar -delegación Santa Fe-, Héctor Alberto Abrile, “estos pequeños productores son la parte más importante de la agricultura del país porque producen alimentos para la sociedad, viven en el campo e invierten su ganancia en el lugar que viven”.
Y como “queremos que tengan una calidad de vida más adecuada, le damos herramientas para que mejoren los aspectos productivos y los servicios que están relacionados con la salud y la educación”.
De esta manera, “pretendemos que puedan vivir de una manera más o menos digna”, agregó Abrile.
La unión hace la fuerza
El grupo de hilanderas y tejedoras del norte santafesino es uno de los que se animó a participar de este encuentro en la ciudad de Santa Fe y, cada una a su turno, comentó los logros que pudieron alcanzar al trabajar en forma conjunta.
Estas mujeres se han capacitado para aprovechar la materia prima -lana de las ovejas- de la zona y elaborar productos artesanales de alta calidad que luego venden en ferias y otras localidades de la región.
Silvia Marchetti, vive en Km 101, en Pozo de Los Indios -departamento Vera- y desde hace 5 años está encargada de “hilar la lana de oveja y tejerla en telar y con dos agujas”. Ella está convencida de que el trabajo en grupo las ayudó a salir adelante para fortalecer la presencia de sus productos en distintas zonas de la provincia.
Para Zunilda Boniardi (de Fortín Olmos) y Mirta Barrios (de Intiyaco), la actividad en equipo les permitió mostrar sus artesanías y darse a conocer en las exposiciones. La primera, está dedicada específicamente a tejer con dos agujas; la segunda, es hilandera y también teje a dos agujas. Coincidieron al mencionar que a la gente le gustan mucho estos productos porque “no tienen fibras y son muy artesanales”.
Una realidad similar es experimentada por Pamela Matei, de La Pelada, quien junto a otras 5 mujeres de la zona rural unieron sus esfuerzos para crecer. Hoy producen dulces -de calabaza, de zapallo, entre otros-, licores y jabones artesanales. Gracias a este trabajo conjunto, “logramos obtener algo de ganancia y quedarnos a vivir en el campo”, recalcó esta emprendedora que con entusiasmo relató los esfuerzos que hicieron para poder desarrollarse y mantenerse con el paso del tiempo.
Algunos productores se dedican a la horticultura; otros, elaboran productos de granjas. Vinieron desde distintas zonas de la provincia para compartir sus experiencias y comercializar sus productos en esta feria que se realizó en Santa Fe.
Foto: Amancio Alem