La nueva planta de El Litoral y Clarín
AGL ya produce en Sauce Viejo la mejor impresión
Los lectores santafesinos tendrán la mejor calidad del país, y el matutino porteño llegará antes al centro y noreste de la Argentina. La planta ofrecerá servicios de gran calidad al mercado nacional y de países vecinos.
De la redacción de El Litoral
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Bobinas de hasta una tonelada giran a altas revoluciones. El compresor de aire impulsa por bomba neumática cuatro colores de tintas por las cañerías; un sistema de rodillos de cerámica y goma las distribuye desde los tinteros hasta impregnar las chapas de aluminio, que contienen la “matriz” de cada página a imprimir; otro sistema de rodillos lava en cada vuelta las chapas. Se imprimen primero los cilindros de caucho y éstos copian al papel. Todo a alta velocidad, con precisión micrométrica.
La Goss Uniliner, fabricada en Nantes e instalada en Sauce Viejo, dispone de tecnología de punta para un viejo soporte; el poder de la palabra escrita y la capacidad expresiva de la imagen aún tienen un papel preponderante en el mundo contemporáneo.
La habilitación de la planta de Artes Gráficas del Litoral, en el Parque Industrial de Sauce Viejo, ha puesto a Santa Fe en el plano superior de la industria gráfica a nivel nacional e incluso regional. El Litoral y Clarín imprimen allí sus diarios, pero el emprendimiento permitirá atender un mercado semicomercial e incluso comercial, en una segunda etapa de inversión.
Diarios, libros, afiches, folletos. La inversión de 45 millones de pesos realizada por la sociedad entre El Litoral SRL y Artes Gráficas Rioplatenses del grupo Clarín posibilitará la calidad más alta de la que hoy se pueda disponer en el mundo de los impresos. La industria cultural y la difusión comercial tienen el mejor vehículo.
El salto cualitativo
“Para El Litoral significa un salto cualitativo en lo que refiere a la impresión de sus contenidos. Este tipo de máquina, que es el corazón de la planta industrial, está concebida para grandes producciones, para diarios de 250 mil ejemplares y más, por lo que supera holgadamente las necesidades del diario”.
Gustavo Vittori, presidente de AGL y miembro del consejo de dirección de El Litoral, destacó así que los lectores del diario contarán con una calidad que la editora santafesina no hubiera podido ofrecer por sí misma. Y al mismo tiempo permitirá a la empresa incursionar en el negocio de los impresos para extender sus horizontes.
“La Asociación de El Litoral SRL con AGR -que es una de las empresas gráficas del grupo Clarín- nos permite un salto que nosotros jamás podríamos haber dado solos; es una concurrencia de necesidades logísticas por el lado de Clarín y tecnológicas por el lado de El Litoral, que se han ajustado como anillo al dedo para dar soluciones a ambas empresas”.
Vittori explicó que “El Litoral queda como una empresa de producción de contenidos y venta de publicidad” que continuará la tradición iniciada en 1918. “En el tema contenidos no tiene nada que ver con Clarín”, subrayó.
Además destacó que “la inversión es importante si uno piensa en las que hubo en Santa Fe en los últimos 5 años. Esta es una de las más grandes. Se hizo un análisis cuidadoso de las perspectivas de esta inversión”.
Un renovado papel
Por otra parte, consultado sobre el rol de los diarios impresos en el mundo de los medios virtuales, apuntó que “si bien es cierto que los diarios pierden ventas en el mundo occidental, la gráfica no se agota en los diarios y abarca un espectro comercial que va a tener demanda y espacio para crecer en la concepción de industria gráfica.
“Los diarios tienen cosas por hacer. Cuando apareció la televisión se habló del fin de los diarios; hoy la televisión se queda sin respuestas frente a la demanda de comunicación. Ha agotado su capacidad de producir novedades y se ha pasado a Internet, que es una gran novedad”.
Sin embargo, Vittori apuntó que la web es “un instrumento extraordinario, pero también en algún tiempo se quedará sin respuestas porque hay más de 70 mil millones de sitios en los que la gente se pierde a diario... y los que necesitan información eficaz tienen en la gráfica un puerto seguro”.
Inversión para la calidad
Federico Bonavetti, gerente de administración y finanzas, explicó que la inversión de 45 millones de pesos podría ampliarse “en función de los resultados del negocio, que a priori son bastante buenos”.
El directivo reconoció que incluso antes de la puesta en marcha de la nueva planta impresora, “la expectativa de la zona es de mucho interés en el producto que podemos ofrecer. Tenemos llamados de muchos lugares y eso que hoy estamos limitados al papel de diario, hasta que se ponga el horno previsto y que nos permitirá imprimir en papel ilustración”.
Respecto del monto de la inversión, sostuvo que “la decisión fue anterior a la crisis. Los escenarios cambiaron pero nunca se puso en duda la continuidad del proyecto; esto es muy importante en una época compleja, en la que nadie se atreve a invertir”.
Recordó que “hemos tenido un financiamiento del Banco Santander de España para la compra del 75 % de la rotativa; el 25 % fue con fondos propios y hay otro préstamo para financiar el capital de trabajo y operar tranquilos”.
Explicó que “la tecnología es la de mayor calidad y ofrece ventajas competitivas”. Advirtió que en los trabajos de impresión “si bien más del 60 % es costo de papel, la máquina permite ahorrar costos y ofrecer precios competitivos”.
“En la zona, las necesidades de impresión de calidad eran una demanda insatisfecha. Todavía no hemos salido a ofrecer servicios y ya tenemos una enormidad de oportunidades”, concluyó Bonavetti.
El gran salto tecnológico
Samuel Baron, un francés en Sauce Viejo. Foto: José Vittori
Samuel Baron es el ingeniero trotamundos que encabezó la instalación de la Goss Uniliner. Para el francés, oriundo de Nantes igual que la máquina, los días en Sauce Viejo combinaron el desafío de la alta tecnología con una obra civil aún en marcha, la burocracia estatal y las diferencias horarias con Europa.
“Tuvimos muy poco tiempo; llegué a mitad de enero y tuvimos que empezar a mediados de abril por problemas específicos de la Aduana en el país, lo que me demoró mucho en montar la máquina. Estuve cuatro semanas esperando material”.
A esas dificultades se sumó la diferencia de cinco horas con la casa matriz de la empresa gala. “Se hizo difícil ponernos en línea con nuestros colegas”, explicó, tras detallar que la máquina se puso a punto con conexiones vía Internet, que permitían un testeo electrónico desde el Viejo Continente, de la nueva planta en Sauce Viejo.
Baron mencionó además el desafío de la “pegadora”, que es un “prototipo” proveniente de Suecia de los que en el mundo sólo se han instalado tres.
“Todo ha salido bien y cada uno puede ver lo suyo, tanto el cliente como nosotros”, sostuvo Baron, que explicó que El Litoral pasó de “un 2 CV a una Ferrari”.
75.000
ejemplares por hora -de 96 páginas- imprime la Goss Uniliner. Cuando todas las páginas son a color, la capacidad se retrae a 35 mil ejemplares por hora.
29
metros de máquinas alineadas se suman entre la “pegadora” que alimenta el papel y ensambla las bobinas, y las torres de impresión. Suman 300 toneladas.
3
torres de cuatro cuerpos -doble altura, 6 m- componen la impresora. Cada cuerpo posee un motor que rueda a la misma velocidad del resto.
4
tintas vegetales que no perjudican el medio ambiente, usa la impresora. Azul (cian), rojo (magenta), amarillo -los colores primarios- y negro.
1
tonelada pesa cada bobina de papel. Cada una tiene 11 mil m de largo; el papel es flexible y se puede “estirar” hasta 3 m por cada mil.
263
metros cúbicos de hormigón, y 44 toneladas de varillas de acero, estructuran la base de la impresora para soportar la carga dinámica del trabajo, sin desplazarse.