Las tentaciones proteccionistas
Dr. Tito L. Rocchetti
Ciudad.
Señores directores: Una estrategia de gobierno que se aplica sobre los sujetos económicos con el propósito de obtener resultados específicos, consiste en conceder a la producción local incentivos, beneficios tributarios, etc., o bien gravando, limitando o prohibiendo la importación de productos, o utilizando ambos procedimientos simultáneamente. Cuando la política es de carácter proteccionista busca proteger la producción local imponiendo limitaciones objetivas y gravámenes a la entrada de productos similares de origen extranjero, con el fin de descolocarlos en el mercado interno. Ante crisis económicas como la que actualmente aqueja al mundo suelen aparecer tentaciones proteccionistas para evitar la caída de precios de algunos productos propios incapaces de competir con los importados, y ya se escuchan voces que alertan sobre tales políticas. Así, la Organización Mundial del Comercio y varios países han advertido sobre los riesgos que entraña su adopción por considerarlas un retroceso del proceso de globalización de la economía, que incrementó en forma sustancial la creación de riqueza y el intercambio internacional.
La capacidad de maniobra es diferente según se trate de países desarrollados o de los emergentes —como la Argentina— porque a veces los primeros, que generalmente postulan el libre comercio, en ciertos casos no tienen pudor en hacer lo contrario, como ocurre con el proteccionismo que rige en la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea y de Estados Unidos frente a las economías del Tercer Mundo, las que están en condiciones de competir favorecidas por las ventajas comparativas de sus recursos naturales, menores costos y actualización tecnológica. La actitud contradictoria de las grandes potencias es cuestionada, y la discriminación tiene debate abierto en la Organización Mundial del Comercio. Por su parte, los perjudicados intentan transformar su modelo productivo en un esquema con más contenido agroindustrial y mayor valor agregado.
En el caso de Argentina, haciendo un análisis objetivo de una cuestión compleja que presenta múltiples facetas, se observa que rige un enfoque atípico respecto del cual el campo —que es uno de los sectores más competitivos del país— lo cuestiona y lucha por su modificación, señalando que no sólo no recibe incentivos eficaces sino que su producción agrícola exportable está sometida a medidas antiexportadoras, gravándosela además en forma que desalienta al productor. Al respecto, informaciones recientes pronostican que los 70.000 millones de dólares exportados en el 2008 se verían reducidos este año a 54.000 millones, fundamentalmente por menores precios y menores cantidades vendidas, estimándose también una merma en la producción agrícola por disminuciones en las cosechas de trigo, maíz, girasol y soja, que —medidos en toneladas— bajarían, de 96 millones del ciclo anterior a 70 millones en el actual, más unos 5 millones que aún conservarían en su poder los productores.